Así lo hizo saber la consultora D Alessio Irol en el Coloquio de IDEA que se realizó en Mar del Plata. En promedio habrían aumentado un 22% los precios con un máximo del 34%.
El dato revela que buena parte de la inflación se debe a la negativa de producir más mediante inversiones sino de capturar la renta salarial con el menor esfuerzo posible.
La consultora D Alessio Irol dio a conocer datos sobre el comportamiento empresarios que muestran en gran medida la mentalidad retrógrada del capitalismo vernáculo.
Según un trabajo realizado por la consultora cuyos datos difundió la agencia Télam, los empresarios aumentaron este año los precios en promedio un 22 por ciento, dentro de un rango que va de un mínimo de 14 y un máximo del 34 por ciento en la remarcación.
Los datos del relevamiento se difundieron en el Coloquio del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA), la cita anual que se realiza en Mar del Plata donde se juntan los más altos ejecutivos y presidentes de las principales empresas y grupos económicos del país.
La conducta del empresariado se debe a que las firmas ajustan sus precios sin respetar la verdadera ecuación de sus costos. Así, el 49 por ciento de los consultados reconoce que los aumentos de precios que aplica a sus productos se basan en el porcentaje en que se incrementan los salarios de su personal.
No solo eso. De casi la mitad de los entrevistados que reconoce esa práctica, casi un 60 por ciento asegura que sus ajustes de precio son lineales con las subas salariales. Mientras que el 40 por ciento restante asegura que remarca en 5 o 10 puntos porcentuales más a los acordados en las paritarias.
De ser cierta, la conducta empresarial revela una miopía económica de largo plazo que solo puede ser entendida por una implacable voracidad de ganancias de corto plazo. Pero aún así, los empresarios no parecen conformes y la encuesta revela que “continúa el desequilibrio entre precios y costos”.
Esa última afirmación deviene de que al tomarse un aumento salarial promedio del 24 por ciento, quienes menos aumentaron, ajustaron sus precios 14 por ciento, y quienes más lo hicieron remarcaron un 34 por ciento. De allí se desprende que el aumento promedio aplicado por los empresarios a sus productos fue de 22 por ciento este año. Es decir que consideran que están aún en 2 puntos por debajo de los salarios promedio.
Esa conducta, de nula sostenibilidad en el tiempo sin desembocar en una espiral inflacionaria, parece hallar respuesta en la negativa del empresariado a postergar la toma de ganancias por inversiones.
Es decir, que en vez de no mantener los precios y producir más cantidades y demorar el ingreso de mayores ganancias, las compañías optan por aumentar precios (a riesgo de vender menos) sin demorar la toma de ganancias hoy, como consecuencia de la no inversión en sus empresas.
En este marco, el 58 por ciento de los ejecutivos espera que en 2013 la rentabilidad de sus empresas sea igual, mayor o mucho mayor que este año, lo cual se ubica como promisorio teniendo en cuenta que en 2012, la mayoría de las grandes compañías tuvo un nivel positivo de ingresos.
Así el 61 por ciento evaluó que el segundo semestre resultó igual o mejor que el anterior, en el cual se sintió una desaceleración de la economía, no obstante lo cual el 73 por ciento tiene expectativas positivas para la primera mitad de 2013 respecto del final de 2012.
De hecho, para los próximos doce meses, 44 por ciento cree que habrá una recuperación en las ventas. Y opinan que el gobierno debería reducir impuestos para continuar acrecentando sus ingresos por ventas.
También hay consenso generalizado respecto de la inversión para el año que viene: la mayoría la ubica en torno al 12 por ciento de su facturación, apenas un punto porcentual por debajo del 13 por ciento de 2010 que fue el más alto en los últimos cinco años.
www.elenfiteuta.com - contacto@elenfiteuta.com
El dato revela que buena parte de la inflación se debe a la negativa de producir más mediante inversiones sino de capturar la renta salarial con el menor esfuerzo posible.
La consultora D Alessio Irol dio a conocer datos sobre el comportamiento empresarios que muestran en gran medida la mentalidad retrógrada del capitalismo vernáculo.
Según un trabajo realizado por la consultora cuyos datos difundió la agencia Télam, los empresarios aumentaron este año los precios en promedio un 22 por ciento, dentro de un rango que va de un mínimo de 14 y un máximo del 34 por ciento en la remarcación.
Los datos del relevamiento se difundieron en el Coloquio del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA), la cita anual que se realiza en Mar del Plata donde se juntan los más altos ejecutivos y presidentes de las principales empresas y grupos económicos del país.
La conducta del empresariado se debe a que las firmas ajustan sus precios sin respetar la verdadera ecuación de sus costos. Así, el 49 por ciento de los consultados reconoce que los aumentos de precios que aplica a sus productos se basan en el porcentaje en que se incrementan los salarios de su personal.
No solo eso. De casi la mitad de los entrevistados que reconoce esa práctica, casi un 60 por ciento asegura que sus ajustes de precio son lineales con las subas salariales. Mientras que el 40 por ciento restante asegura que remarca en 5 o 10 puntos porcentuales más a los acordados en las paritarias.
De ser cierta, la conducta empresarial revela una miopía económica de largo plazo que solo puede ser entendida por una implacable voracidad de ganancias de corto plazo. Pero aún así, los empresarios no parecen conformes y la encuesta revela que “continúa el desequilibrio entre precios y costos”.
Esa última afirmación deviene de que al tomarse un aumento salarial promedio del 24 por ciento, quienes menos aumentaron, ajustaron sus precios 14 por ciento, y quienes más lo hicieron remarcaron un 34 por ciento. De allí se desprende que el aumento promedio aplicado por los empresarios a sus productos fue de 22 por ciento este año. Es decir que consideran que están aún en 2 puntos por debajo de los salarios promedio.
Esa conducta, de nula sostenibilidad en el tiempo sin desembocar en una espiral inflacionaria, parece hallar respuesta en la negativa del empresariado a postergar la toma de ganancias por inversiones.
Es decir, que en vez de no mantener los precios y producir más cantidades y demorar el ingreso de mayores ganancias, las compañías optan por aumentar precios (a riesgo de vender menos) sin demorar la toma de ganancias hoy, como consecuencia de la no inversión en sus empresas.
En este marco, el 58 por ciento de los ejecutivos espera que en 2013 la rentabilidad de sus empresas sea igual, mayor o mucho mayor que este año, lo cual se ubica como promisorio teniendo en cuenta que en 2012, la mayoría de las grandes compañías tuvo un nivel positivo de ingresos.
Así el 61 por ciento evaluó que el segundo semestre resultó igual o mejor que el anterior, en el cual se sintió una desaceleración de la economía, no obstante lo cual el 73 por ciento tiene expectativas positivas para la primera mitad de 2013 respecto del final de 2012.
De hecho, para los próximos doce meses, 44 por ciento cree que habrá una recuperación en las ventas. Y opinan que el gobierno debería reducir impuestos para continuar acrecentando sus ingresos por ventas.
También hay consenso generalizado respecto de la inversión para el año que viene: la mayoría la ubica en torno al 12 por ciento de su facturación, apenas un punto porcentual por debajo del 13 por ciento de 2010 que fue el más alto en los últimos cinco años.
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