Las aguas se retiraron y dejaron al descubierto la tristeza y la desolación de los sobrevivientes así como la enorme solidaridad de los argentinos. También algunas miserias como la disputa por la cantidad demuertos en La Plata. Y un par de discusiones tan sorprendentes como esenciales para el debate democrático: el uso de identificaciones partidarias en la distribución de la ayuda a los inundados y la pertinencia de las preguntas en el periodismo.
por Reynaldo SietecaseJuan Miceli, periodista del noticiero de la televisión pública, le preguntó al diputado Andrés Cuervo Larroque, quien se encontraba con militantes de La Cámpora en plena tarea de apoyo y distribución de mercaderías en La Plata, si era correcto que los militantes entregaran los productos con pecheras con inscripciones de su agrupación.
La respuesta del diputado fue razonable. Se puede acordar o no, pero esa es otra cuestión. Explicó que las donaciones las había recolectado su sector político (Unidos y Organizados, La Cámpora y el Movimiento Evita) y que, a su juicio, la gente les entrega la ayuda “porque confía en nosotros” y sabe que llegará a destino y agregó: “estamos todo el tiempo en los barrios, no sólo ahora”. Luego, fiel a su estilo, lanzó una bravuconada contra el periodista. “¿Quién me está preguntando?”, interrogó y después que el periodista se identificó, lanzó en tono admonitorio: “Te invito a que vengas a ayudarnos, te espero hoy acá cuando termine el noticiero”. Larroque tenía argumentos para defender su posición pero los dinamitó en función de su enojo.
Las preguntas son la médula del trabajo periodístico. En esta época de blancos y negros, de antis y pros, de ataques furiosos y defensas a ultranza, muchos colegas están más preocupados por editorializar que porpreguntar. Las preguntas remiten a la función básica del oficio. "¿Cómo? ¿Hay un fusilado que vive?¿Quién es? ¿Dónde puedo encontrarlo?", se interrogó Rodolfo Walsh antes de encarar la investigación deOperación Masacre. Y luego coronó su formidable trabajo con otras preguntas "¿Por qué pasó?" y "¿Para qué?".
En general, las preguntas molestan. Y en buena hora que así ocurra. En especial las preguntas dirigidas alpoder político o al poder económico, que no siempre coinciden. Sin ellas, no hay periodismo posible. Miceli hizo una pregunta. No debería tener consecuencias por hacer su trabajo. Esto vale para la televisión pública como para los canales privados. En ese gesto no hubo ninguna contradicción con la línea editorial del medio ni mucho menos. La obediencia debida no sólo es repudiable cuando se reciben órdenes aberrantes.Nadie está obligado a hacer mal su trabajo. La ya célebre entrevista que le hicimos en 2009 a Francisco De Narváez, candidato a diputado y dueño del canal para el que trabajábamos es un buen ejemplo. El castigo a aquellas preguntas fue el levantamiento de los programas Tres Poderes y Lado Salvaje.
En este marco lo de las pecheras parece menos relevante. Los jóvenes de La Cámpora no se mueven de manera muy distinta a los chicos del PRO o a los jóvenes socialistas de Santa Fe. Todos ellos orgullosos de las ideas que defienden. Por esa razón no escatiman sus banderas. Bienvenida la militancia juvenil cuando tiene como objetivo ayudar a los que lo necesitan. En un sistema democrático, es la política la única herramienta que puede solucionar los problemas de la población y reparar las injusticias.
Distinto es el uso político de la ayuda estatal. Alguna vez, Carlos Ruckauf, cuando era gobernador de Buenos Aires, regaló zapatillas que llevaban su firma. No fue el primero ni será el último de una larga lista de oportunistas. Ya casi nadie lo recuerda. No se puede estampar la voluntad ni el corazón de la gente.
La respuesta del diputado fue razonable. Se puede acordar o no, pero esa es otra cuestión. Explicó que las donaciones las había recolectado su sector político (Unidos y Organizados, La Cámpora y el Movimiento Evita) y que, a su juicio, la gente les entrega la ayuda “porque confía en nosotros” y sabe que llegará a destino y agregó: “estamos todo el tiempo en los barrios, no sólo ahora”. Luego, fiel a su estilo, lanzó una bravuconada contra el periodista. “¿Quién me está preguntando?”, interrogó y después que el periodista se identificó, lanzó en tono admonitorio: “Te invito a que vengas a ayudarnos, te espero hoy acá cuando termine el noticiero”. Larroque tenía argumentos para defender su posición pero los dinamitó en función de su enojo.
Las preguntas son la médula del trabajo periodístico. En esta época de blancos y negros, de antis y pros, de ataques furiosos y defensas a ultranza, muchos colegas están más preocupados por editorializar que porpreguntar. Las preguntas remiten a la función básica del oficio. "¿Cómo? ¿Hay un fusilado que vive?¿Quién es? ¿Dónde puedo encontrarlo?", se interrogó Rodolfo Walsh antes de encarar la investigación deOperación Masacre. Y luego coronó su formidable trabajo con otras preguntas "¿Por qué pasó?" y "¿Para qué?".
En general, las preguntas molestan. Y en buena hora que así ocurra. En especial las preguntas dirigidas alpoder político o al poder económico, que no siempre coinciden. Sin ellas, no hay periodismo posible. Miceli hizo una pregunta. No debería tener consecuencias por hacer su trabajo. Esto vale para la televisión pública como para los canales privados. En ese gesto no hubo ninguna contradicción con la línea editorial del medio ni mucho menos. La obediencia debida no sólo es repudiable cuando se reciben órdenes aberrantes.Nadie está obligado a hacer mal su trabajo. La ya célebre entrevista que le hicimos en 2009 a Francisco De Narváez, candidato a diputado y dueño del canal para el que trabajábamos es un buen ejemplo. El castigo a aquellas preguntas fue el levantamiento de los programas Tres Poderes y Lado Salvaje.
En este marco lo de las pecheras parece menos relevante. Los jóvenes de La Cámpora no se mueven de manera muy distinta a los chicos del PRO o a los jóvenes socialistas de Santa Fe. Todos ellos orgullosos de las ideas que defienden. Por esa razón no escatiman sus banderas. Bienvenida la militancia juvenil cuando tiene como objetivo ayudar a los que lo necesitan. En un sistema democrático, es la política la única herramienta que puede solucionar los problemas de la población y reparar las injusticias.
Distinto es el uso político de la ayuda estatal. Alguna vez, Carlos Ruckauf, cuando era gobernador de Buenos Aires, regaló zapatillas que llevaban su firma. No fue el primero ni será el último de una larga lista de oportunistas. Ya casi nadie lo recuerda. No se puede estampar la voluntad ni el corazón de la gente.
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