Debate el centro izquierda sus posibles alianzas

¿Se puede o no se puede gobernar la Argentina en 2015?
Siguiendo con el debate de las alianzas del centro izquierda, publicamos hoy la posición de Isaac Rudnik
Director del ISEPCi

AAPPEGAR

Estamos en los albores de un escenario electoral en que al gobierno, le cuesta cada vez mas cerrar las grietas que se le abren en el consenso mayoritario que lo viene sosteniendo.
La persistencia de niveles de pobreza e indigencia en porcentajes desproporcionados respecto a las tasas de crecimiento de la economía; la adulteración de las estadísticas oficiales como herramienta para ocultar estas realidades; la depredación del medio ambiente; la corrupción generalizada como mecanismo de cooptación a una dirigencia política que justifica todo lo que hace y dice “la jefa” y no tiene vergüenza para cambiar de careta de un momento a otro (ayer Bergoglio era un enemigo, hoy es el papa de los pobres); los intentos para modificar groseramente todos los marcos legales a su conveniencia y beneficio (re reelección, la falsificación de la aplicación de la ley de medios, etc);
la inflación y los congelamientos de precios truchos con los mismos actores que la promueven y se benefician con ella; los límites a los aumentos salariales; las dificultades en el desarrollo de la economía; el proyecto x que espía a los opositores políticos y sociales; los acuerdos con Carlos Menem; etc, etc., son sólo algunas perlitas que desnudan el ilusorio relato progresista del kirchnerismo, y abren una amplia área de descontento allí donde hasta ahora había adhesión generalizada. Entonces el primer problema sobre el que debemos debatir, entre los que creemos que es posible y necesario instalar una alternativa genuinamente progresista, es como ocupamos desde la oposición ese espacio político y social vacante, para generar una nueva mayoría capaz de sostener un modelo de desarrollo que asentado en los valores de la equidad y la democracia, efectivamente garantice los derechos económicos, políticos, sociales y culturales de toda la población.
El Frente Amplio Progresista es una herramienta política de enorme proyección. Con una corta de vida desde su nacimiento hasta la primera presentación en las pasadas elecciones presidenciales tres meses después, en un contexto supuestamente desfavorable, en el que kirchnerismo alcanzaba su mayor caudal electoral desde el año 2003, mostró su potencialidad alcanzando un 18% de los votos, superando a la UCR y a otras variantes opositoras.
Ahora tenemos la gran posibilidad de extender nuestros márgenes de consenso porque una porción importante de la población rechaza muchas de las aristas más irritantes de un modelo muy deteriorado en su perfil progresista. Está bueno mirar como se vienen desplegando recorridos similares al que queremos transitar en otros países de la región, en los que gobiernan desde los primeros años de este milenio nuevas organizaciones políticas de izquierda y centro izquierda, para intentar recoger algunas enseñanzas. Pero estas observaciones no ayudan y pueden inducir a conclusiones equivocadas si solo recorren la superficie de los procesos, mostrando fotos sin explicación de donde emergen.
Para mencionar algunos botones de muestra. Venezuela, Ecuador, Bolivia, tienen el elemento común que el desastre que produjeron las políticas neoliberales en esos países hizo explotar a las fuerzas políticas que las condujeron, posibilitando en cada caso que  organizaciones y dirigentes que venían luchando desde hace años, apostaran por nuevas alternativas progresistas, instalando liderazgos que se fortalecieron rápidamente. Las situaciones de Brasil y Uruguay son claramente distintas a las mencionadas. En esos países hermanos –salvando las diferencias entre ellos- la construcción de alternativas políticas a los partidos que condujeron la instrumentación de las políticas neoliberales en los 80 y 90,  comenzó en el mismo inicio de la etapa neoliberal, recorrió un largo camino de varias décadas en los que la unidad de las fuerzas políticas de izquierda y de centroizquierda fue el factor que posibilitó ir disputando palmo a palmo y ganándole paso a paso espacios de consenso a los partidos tradicionales, que solo atinaban a continuar adscribiendo a las políticas antipopulares que les dictaban desde el FMI y similares. En el actual contexto es bueno recordar que en Brasil el PT desde hace una década dirige el gobierno federal compartiendo ministerios y responsabilidades con partidos con una larga historia en la realidad política de ese país, algunos de los cuales no son precisamente progresistas.
En la Argentina de este año 2013 –en el que insistimos hay un espacio vacante a ganar- no nos encontramos en la situación de fines del siglo pasado y principios del presente de Venezuela, Ecuador o Bolivia, con las fuerzas políticas mayoritarias en retirada. Tampoco una realidad parecida a  Brasil o Uruguay, en las que las agrupaciones y los partidos que en uno y otro país fundaron el PT y el FAA, iniciaban un recorrido conscientes de que sería largo debiendo ir paso a paso, pues el predomino de las ideas neoliberales y de los partidos que lo representaban no estaba solo en la cabeza de los dirigentes sino en el conjunto de las sociedades.
Por diferentes causas, en nuestro país los partidos herederos de los dos grandes movimientos populares que signaron la vida política argentina, mantienen una fuerte vigencia expresada en diferentes y cambiantes porcentajes de adhesión electoral. Sin embargo, cuando hace menos de dos años pusimos el FAP en la escena política nacional, entre las fuerzas  fundadoras existía la firme convicción que habría condiciones en el corto plazo para llegar al gobierno nacional. Lo sucedido desde ese momento hasta hoy no ha hecho más que reafirmar aquella visión. Tenemos tres elementos sustanciales que nos dan una gran ventaja respecto a cualquier otra alternativa opositora. La primera es que somos un conjunto de organizaciones que venimos compartiendo en trincheras comunes a lo largo de varias décadas duras luchas contra las políticas antipopulares, lo que interpone una sólida muralla a las presiones de los que busquen desviarnos de nuestro rumbo inicial. La segunda es que aquí hay fuerzas políticas con una larga experiencia de gobierno en el nivel municipal y provincial, las que se convierten en un potente ejemplo de que es lo que se puede hacer desde el gobierno. Por último, y no menos importante que las anteriores, es la representación de estas cualidades en la figura de Hermes Binner, lo cual termina de ponernos con una ventaja indescontable en cualquier carrera por la conducción de los acuerdos que podamos entablar.
Para el FAP o para cualquier expresión que irrumpe en la vida política el desafío pasa por encontrar el camino mas corto para instalarse entre los espacios políticos descontentos con las referencias existentes. Como decimos más arriba, en el terreno en el que estamos lidiando no hay una debacle de las fuerzas políticas hasta ahora mayoritarias, ni tampoco éstas están asentadas sobre una hegemonía que sea difícil de remover en el corto plazo. Por el contrario hay un ancho espacio de descontento con el kirchnerismo hegemónico en la última década, que nos hace pensar –igual que cuando fundamos el FAP- que es posible llegar al gobernar la Argentina en el 2015. Es en ese espacio opositor que incluye a porciones o totalidades de las fuerzas políticas como la UCR y la Coalición Cívica, es que podemos y debemos construir una nueva mayoría,  encarando una orientación para la conformación de alianzas, que por un lado contenga la dosis de audacia indispensable para sacarnos del paso a paso que nos sumiría en el estancamiento, combinadas con  la fuerza y la decisión necesarias que nos permitan continuar avanzando y creciendo con la presencia  del FAP –lo que nos posibilitará garantizar el perfil progresista del bloque que podamos construir- para instalarlo en el centro de un amplio espectro de sectores políticos y sociales que hoy buscan una alternativa al kirchnerismo.
En definitiva de eso se trata, si seguimos convencidos -o no- que se puede ganar el gobierno nacional en el 2015 con un proyecto democrático y progresista, o pensamos que los tiempos se alargan y debemos apostar por una estrategia para el largo plazo.
Isaac Rudnik
Director del ISEPCi
www.isepci.org.ar
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