Fuckland

Ciudadanos ingleses se indignaron porque Zylberberg pisó en su carrera un monumento homenaje a los soldados ingleses fallecidos en la Primera Guerra Mundial. Piden por las redes sociales que la Argentina sea excluida de los Juegos.


Por Ezequiel Fernández Moores para Cancha Llena

O que no se le conceda la visa a Zylberberg, sin saber que el jugador, en realidad, dista de tener confirmada su convocatoria a un tercer Juego Olímpico. Sí tiene boleto confirmado la taekwondista Carola Malvina López, que lleva ese nombre porque nació en plena guerra de 1982. En 1948, los ingleses se sorprendieron por los besos que se daban los argentinos tras el triunfo del boxeador Pascual Pérez. 
"Se dieron más besos que un musical de Hollywood", escribió un diario. Más que besos, ahora temen un podio con reclamo malvinense. Pero Inglaterra, a la que la Argentina ya no sabe cómo pedirle que acepte la resolución de las Naciones Unidas y dialogue sobre las Malvinas, no sabe que ese podio es una posibilidad bastante lejana.
Los atletas viven los Juegos, sean en Londres o Praga, como un punto culminante para el que llevan años preparándose. Son actores centrales del juego olímpico. 
Pero actores de reparto en el juego político. Viajarán cargados de ilusiones. Con una inversión económica récord para el deporte olímpico argentino en las últimas décadas. Pero, paradójicamente, irán también con la dolorosa certeza de que, esta vez, ganar alguna medalla en Londres será casi milagroso.
El comercial de Malvinas difundido por el gobierno argentino, "manipulación nazi", según dramatizaron algunos críticos locales, tiene su complejidad. Fue hecho por una agencia (Young & Rubicam) cuya casa central (WPP) es inglesa y cuyo titular (Martin Sorrell) es un Sir que trabajó para Margaret Thatcher y ahora defiende a Rupert Murdoch, uno de sus principales clientes. 
La filmación, sin permiso oficial, fue realizada por la misma gente que produjo en 1999 una película polémica. Un porteño mago y comediante, obviamente canchero, viaja a Malvinas con una cámara oculta, dispuesto a embarazar kelpers para que al menos en veinte años la mitad de la población de las islas tenga ascendencia argentina. La infantil sátira se llamó Fuckland, Tierra del sexo, traduce Wikipedia, con excesiva ingenuidad.                                                     Fernando Zylberberg, veterano del seleccionado masculino de hockey sobre césped que cobró dinero y reivindicó el comercial en el que corre tipo Rocky por Puerto Stanley, trabaja a su vez en estructuras del gobierno de la ciudad de Buenos Aires.
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