Fuente: Diario Anticipos
La reforma electoral lo establece claramente. Cada partido debe
obtener el 1,5 de los votos emitidos en las jurisdicciones que se
presente. Esto significa, por ejemplo, que entre los cinco candidatos
que se presentan en Morón por la Unión Para el Desarrollo Social, la
alianza conformada por Ricardo Alfonsín y Francisco de Narváez, deberán
sumar el 1,5 % de los votos emitidos en las elecciones primarias del 14
de agosto para llevar candidato a intendente en las generales de
octubre.
Dicho así, parece fácil. Pero no lo es. Bajo esta regla, en 2009, de
14 partidos que se presentaron a la elección legislativa del 28 de
junio, sólo 6 obtuvieron más del 1,5 % de los votos emitidos en Morón:
Nuevo Encuentro (42,25 %), Unión Pro (21,4), PJ (12,87), Coalición
Cívica (8,04), UCR (7,99) y los socialistas disidentes de Hermes Binner
del Partido para el Progreso Social (4,56).
Sobre un padrón de 256.640 electores, en 2009 ejercieron su derecho
189.905 ciudadanos lo que representa el 73 %. Por lo tanto, si se
mantiene el mismo nivel de participación, cada partido a través de la
totalidad de sus precandidatos deberá juntar 2.849 votos para llegar a
la general de octubre con candidato a intendente.
La idea es que no se
presenten a la general partidos sin legitimidad. Por caso, en el cuarto
oscuro de 2009, uno podía encontrar las boletas del Partido para la
Acción Solidaria (PAS). La elección fue por 12 concejales y 4 consejeros
escolares titulares y 8 concejales y 2 consejeros escolares suplentes.
Sin embargo, sólo votaron esa lista 5 personas (sí, 5). O sea que ni sus
propios candidatos, luego de firmar y hacer campaña, demostraron
interés en la suerte del PAS. Y ahora, ¿podrán reunir el 1,5 % las 8
alianzas que se presentan en las primarias? Claro que no. En 2009, el
FIT de Jorge Altamira obtuvo el 0,99 % y el Frente es Posible de
Costanza “Mano Dura” Guglielmi, el 0,43 %.
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