Sorprendentemente a tan sólo cincuenta días del anuncio del congelamiento, la presidenta anuncia la posibilidad de que se abran las importaciones, pues según sus propias explicaciones las restricciones que se impusieron para frenar las compras al exterior, sirvieron para que los productores locales incrementaran los precios.
Es novedoso que ante el desarrollo del proceso inflacionario, al que los economistas oficialistas explican como una “consecuencia natural del crecimiento del consumo”, la respuesta del gobierno sea abrir las importaciones a las mercancías fabricadas en el exterior, en vez de facilitar la ampliación de la producción nacional para dar cuenta de la demanda doméstica. Hay aquí el reconocimiento de un doble fracaso: el del acuerdo con las grandes cadenas de comercialización para mantener los precios que se siguen incrementando, y el de la imposibilidad de sostener un genuino crecimiento de la inversión que haga crecer la oferta con producción nacional.
Según los propios datos oficiales, la actividad industrial en general viene cayendo, (-1,5 en el primer bimestre), y en particular en los rubros contra los que el gobierno apunta. En febrero las bajas en la producción fueron: en textiles (-11,8%); lácteos (-20,6); carnes rojas (-1,8%). Más allá de las negativas consecuencias que podrían traer la introducción de una masiva competencia externa sobre sectores industriales que vienen en baja, es interesante evaluar que posibilidades reales de reducir los precios al consumidor tendría esta medida.
Según el relevamiento de precios realizado en el conurbano bonaerense por el Indice Barrial de Precios (IBP), durante el último año los incrementos en los valores de los alimentos fueron el motor del proceso inflacionario. En febrero de 2012 una familia de cuatro personas (dos adultos y dos hijos pequeños) necesitaba $1346 para alimentarse durante treinta días; doce meses después le hacen falta $1765, lo que significa una variación de +31,12%. Los productos de verdulería lideraron los aumentos con un avance de más del 50%, seguidos por los de almacén con un 33%, mientras que las carnes se elevaron alrededor del 20%. Los principales incrementos correspondieron a: yerba (+114%), papa(+100%), huevos(+70%), zapallo(+75%) acelga(+67%), tomate(+50%), mandarina(+50%), arroz(+42%), puré de tomate(+40%), leche(+38%), aceites(+33%), carne picada y pollo(+33%), fideos y gaseosas(+30%).
Es difícil de ver entonces que una apertura de importaciones produzca una presión a la baja sobre varios de los productos que mas aumentaron y afectaron seriamente el costo de la canasta de alimentos, principalmente entre los más humildes, como yerba, papa, acelga, zapallo, tomate, leche, o carne picada. Más bien es de esperar, si se concretara esta orientación, que se profundicen las tendencias a la pérdida de empleo y la contracción del consumo que ya se empiezan a verificar.
Isaac Rudnik
Director del ISEPCi
Coordinador del IBP Conurbano
www.isepci.org.ar
Es novedoso que ante el desarrollo del proceso inflacionario, al que los economistas oficialistas explican como una “consecuencia natural del crecimiento del consumo”, la respuesta del gobierno sea abrir las importaciones a las mercancías fabricadas en el exterior, en vez de facilitar la ampliación de la producción nacional para dar cuenta de la demanda doméstica. Hay aquí el reconocimiento de un doble fracaso: el del acuerdo con las grandes cadenas de comercialización para mantener los precios que se siguen incrementando, y el de la imposibilidad de sostener un genuino crecimiento de la inversión que haga crecer la oferta con producción nacional.
Según los propios datos oficiales, la actividad industrial en general viene cayendo, (-1,5 en el primer bimestre), y en particular en los rubros contra los que el gobierno apunta. En febrero las bajas en la producción fueron: en textiles (-11,8%); lácteos (-20,6); carnes rojas (-1,8%). Más allá de las negativas consecuencias que podrían traer la introducción de una masiva competencia externa sobre sectores industriales que vienen en baja, es interesante evaluar que posibilidades reales de reducir los precios al consumidor tendría esta medida.
Según el relevamiento de precios realizado en el conurbano bonaerense por el Indice Barrial de Precios (IBP), durante el último año los incrementos en los valores de los alimentos fueron el motor del proceso inflacionario. En febrero de 2012 una familia de cuatro personas (dos adultos y dos hijos pequeños) necesitaba $1346 para alimentarse durante treinta días; doce meses después le hacen falta $1765, lo que significa una variación de +31,12%. Los productos de verdulería lideraron los aumentos con un avance de más del 50%, seguidos por los de almacén con un 33%, mientras que las carnes se elevaron alrededor del 20%. Los principales incrementos correspondieron a: yerba (+114%), papa(+100%), huevos(+70%), zapallo(+75%) acelga(+67%), tomate(+50%), mandarina(+50%), arroz(+42%), puré de tomate(+40%), leche(+38%), aceites(+33%), carne picada y pollo(+33%), fideos y gaseosas(+30%).
Es difícil de ver entonces que una apertura de importaciones produzca una presión a la baja sobre varios de los productos que mas aumentaron y afectaron seriamente el costo de la canasta de alimentos, principalmente entre los más humildes, como yerba, papa, acelga, zapallo, tomate, leche, o carne picada. Más bien es de esperar, si se concretara esta orientación, que se profundicen las tendencias a la pérdida de empleo y la contracción del consumo que ya se empiezan a verificar.
Isaac Rudnik
Director del ISEPCi
Coordinador del IBP Conurbano
www.isepci.org.ar
0 comentarios :
Publicar un comentario