Miles de argentinos y argentinas ganaron las calles de Buenos Aires y de otras ciudades del Interior criticando a la administración de Cristina Kirchner.
Rápidamente los voceros del gobierno desvalorizaron la protesta, argumentando desde orígenes sociales hasta ideologías conservadoras.
Es posible que pudiera haber algo de ambas cuestiones, siempre lo hay en este tipo de manifestaciones. Pero la magnitud de la protesta demostraba a las claras que había allí mucho mas que eso, tanto en la procedencia social de los manifestantes como en sus ideas. Bien haría entonces la presidenta en escuchar lo que esas voces criticaban: la soberbia, el autoritarismo, el doble discurso, la agresividad, la corrupción y la falta de respeto a las instituciones. Porque es absolutamente justa la crítica.
Ningunear la movilización de ayer es un gesto de soberbia y un error polìtico. Registrarla no implica una concesión.
LA SOBERBIA DEL GOBIERNO ES MALA CONSEJERA
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