Ha trascendido por distintos medios de prensa, que mostraron pruebas irrefutables, que la Gendarmería Nacional lleva adelante un programa de espionaje sobre dirigentes sociales, sindicales, manifestaciones y gente de izquierda.
Hasta el nombre de dicho programa se ha conocido: “Proyecto X”. Se supo, entre otras cosas, porque lo informó a la Justicia y aceptó que es llevado adelante, el actual Comandante de aquella fuerza, Héctor Schenone.
Como es sabido, hacer eso es absolutamente ilegal, porque la ley 25.520 textualmente expresa: "Ningún organismo de inteligencia podrá obtener información, producir inteligencia o almacenar datos sobre personas, por el sólo hecho de su raza, fe religiosa, acciones privadas, u opinión política, o de adhesión o pertenencia a organizaciones partidarias, sociales, sindicales, comunitarias, cooperativas, asistenciales, culturales o laborales, así como por la actividad lícita que desarrollen en cualquier esfera de acción, salvo ante requerimiento específico realizado por autoridad judicial competente en el marco de una causa concreta sometida a su jurisdicción".
Ahora bien, nos preguntamos nosotros: ¿Cuál es la diferencia de lo que hicieron en su momento el comisario "Fino" Palacios y el espía Ciro James desde el gobierno de Mauricio Macri, con esto que, ahora, argentinos y argentinas nos venimos a enterar, hace la Gendarmería subordinada al gobierno de Cristina Kirchner? La verdad es que son acciones absolutamente iguales de reaccionarias e ilegales, de tristísima historia en nuestro país.
Es más, el famoso “Proyecto X”, en su protocolo, orienta a buscar información no sólo política y/o sindical de los dirigentes espiados, sino también de cuestiones personales. ¿Y para qué se busca ese tipo de información que nada tiene que ver con dirigir huelgas o protestas sociales? Una larga experiencia indica, sin dejar ningún lugar a dudas, que esas informaciones de la vida privada de los líderes sociales o dirigentes opositores, son luego usadas por los gobiernos para llevar adelante campañas de desprestigio de los mismos.
Conducta perversa de los gobernantes, si las hay.
Como es sabido, hacer eso es absolutamente ilegal, porque la ley 25.520 textualmente expresa: "Ningún organismo de inteligencia podrá obtener información, producir inteligencia o almacenar datos sobre personas, por el sólo hecho de su raza, fe religiosa, acciones privadas, u opinión política, o de adhesión o pertenencia a organizaciones partidarias, sociales, sindicales, comunitarias, cooperativas, asistenciales, culturales o laborales, así como por la actividad lícita que desarrollen en cualquier esfera de acción, salvo ante requerimiento específico realizado por autoridad judicial competente en el marco de una causa concreta sometida a su jurisdicción".
Ahora bien, nos preguntamos nosotros: ¿Cuál es la diferencia de lo que hicieron en su momento el comisario "Fino" Palacios y el espía Ciro James desde el gobierno de Mauricio Macri, con esto que, ahora, argentinos y argentinas nos venimos a enterar, hace la Gendarmería subordinada al gobierno de Cristina Kirchner? La verdad es que son acciones absolutamente iguales de reaccionarias e ilegales, de tristísima historia en nuestro país.
Es más, el famoso “Proyecto X”, en su protocolo, orienta a buscar información no sólo política y/o sindical de los dirigentes espiados, sino también de cuestiones personales. ¿Y para qué se busca ese tipo de información que nada tiene que ver con dirigir huelgas o protestas sociales? Una larga experiencia indica, sin dejar ningún lugar a dudas, que esas informaciones de la vida privada de los líderes sociales o dirigentes opositores, son luego usadas por los gobiernos para llevar adelante campañas de desprestigio de los mismos.
Conducta perversa de los gobernantes, si las hay.
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