Artículo publicado por: Carlos Heller
 El tema de las importaciones tiene dos 
cuestiones que son muy importantes y que deberían preocuparle a la 
sociedad en su conjunto. Una es el tema del superávit comercial, es 
decir exportar más de lo que se importa; y la otra es la sustitución de 
importaciones.
Esta última se está presentando en los 
medios de una manera que suena hasta ridícula. He leído artículos 
criticando que en las listas de casamiento ya no se pueden incluir 
planchas importadas, o que ya no se consiguen quesos franceses u 
holandeses. Cualquiera podría decirme que se trata de humoradas, pero 
lamentablemente no, los planteos son muy en serio. Se refieren a que  
ciertos sectores están privados del acceso a ciertos bienes.
Según lo veo yo, creo que en realidad lo
 que se esta sustituyendo es la posibilidad de trabajo argentino, porque
 nuestro país lo que necesita es  seguir trabajando en un programa de 
inclusión y de generación de empleo. Esto es, que todo lo que se pueda 
producir en el país y se pueda proteger dentro de las reglas de los 
acuerdos internacionales (como la Organización Mundial de Comercio) y 
que permita  proteger la industria nacional y sustituir importaciones, 
es favorecer trabajo argentino y ayudar a consolidar este proceso.
Lo que sí es necesario revisar es la 
aplicación de la reglamentación. Es decir,  que se haga con inteligencia
 y no se frene la entrada de aquellos insumos que hacen falta en los 
procesos productivos, como drogas que forman parte de las necesidades de
 los laboratorios o maquinas imprescindibles, porque esto jugaría en 
contra del efecto que se esta buscando. Es necesario  que no sea 
burocrático ni discrecional y que efectivamente proteja a la producción 
nacional.

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