Detrás de esta frase, muchas veces repetida por gente
bienintencionada se esconde una trampa, una barrera al desarrollo
eólico. La perversión es exigirle a la energía eólica cualidades que no
se le exigen a las demás fuentes de energía convencionales o demás ramas
industriales.
De ese modo, agregamos exigencias que se convierten en
barreras y desigualdades inaceptables para el desarrollo eólico frente a
las demás fuentes de energía. Estas otras fuentes, combustibles fósiles
y energía nuclear, cuentan con un poderoso lobby dentro de partidos
políticos, dentro del estado y a través de grandes corporaciones
privadas y estatales.
Esto tiene sus raíz en algo loable y verdaderamente deseable, y es
que las energías limpias tengan, y todos aspiramos a que así sea, un
gran poder liberador.
La energía eólica es:
- Limpia
- Inagotable
- Utiliza un recurso gratuito y de acceso libre (viento)
- No genera deshechos, ni residuos ni emisiones de ningún tipo
- El análisis de ciclo de vida de los materiales y de energía es altamente positivo.
- Es cada vez más competitiva económicamente.
- Es una tecnología fácilmente apropiable y desarrollable localmente.
Lo que sucede en este caso,
como con cualquier tecnología energética, hay un proceso de
incorporación de dicha tecnología en el mercado local que, dependiendo
del grado de inserción de dicha tecnología y de sus perspectivas
futuras, impulsa a las inversiones en fabricación local.
Por supuesto
ese proceso puede verse fuertemente acelerado por certezas que puedan
brindar las condiciones políticas y económicas. El gobierno es un actor
fundamental en tales casos. De lo contrario, será una cuestión que
quedará a merced de los vaivenes del mercado. Pero no hay demasiado
misterio en esto.Ahora, el desarrollo eólico para generación eléctrica en la Argentina
comienza a mediados de los 90 y ha sido hasta ahora un desarrollo
flaco, yo lo calificaría escuálido. Unas pocas decenas de molinos no
impulsan a instalar fabricantes locales o a radicarse a otros.
En un contexto global donde la energía eólica en la fuente energética
más dinámica, crece a tasas anuales que rondan el 30%, la fabricación
de equipamientos y la generación de empleos se multiplican allí donde el
mercado eólico se va consolidando. Argentina, por diversas razones,
está rezagada aún en el contexto de América latina.
Aún así, existen varias iniciativas de fabricación local de
equipamientos, motorizadas básicamente por la fuerza propia de la
industria eólica y su avance imparable.
La más importante es la llevada
adelante por la empresa IMPSA (Mendoza) que ha desarrollado
aerogeneradores que ya están haciendo su camino en diversos proyectos.
Aunque este ejemplo muestra a las claras lo dicho anteriormente, su
principal planta de fabricación está ubicada en Brasil, dado el
desarrollo de ese mercado.
Dicho lo anterior, es ridículo exigir “fabricación local” cuando lo
que se instala son unos pocos molinos al año. Es como pretender que se
fabriquen televisores si no hubiese un mercado que demande televisores.
Pero el “error” o “equívoco” encierra una patraña, una perversidad.
Mientras se instala como un “problema” y una “carencia” de las
renovables que no se fabriquen equipos locales, nada dicen los mismo
portavoces de esa demanda acerca de que NADA se fabrica nacionalmente en
materia de plantas térmicas (gas, petróleo y carbón) y plantas
nucleares.
Todas las plantas térmicas que el Gobierno Nacional está construyendo
poseen generadores importados, a pesar de que se trata de una
tecnología convencional, ¿por qué no se alzan voces hablando de esa
carencia? La planta de carbón que se está instalando en Río Turbio posee
generadores europeos y calderas chinas, ¿allí no hay reclamos?.
Entonces, cuidado, algunos reclamos que parecen bien intencionados, e
incluso muchos lo son, encierran la patraña de hacer competir
desigualmente a las renovables con los combustibles fósiles,
incrementando las muchas desigualdades que en diferentes campos deben
enfrentar.
La “exigencia” de fabricación local no debe convertirse en
una barrera para el desarrollo local de las energías renovables. La
integración de la industria local debe ser progresiva y acorde a las
exigencias que las otras fuentes energéticas deban cumplir, de otro
modo, es un impedimento disfrazado de “defensa de la industria
nacional”, y es crear en el público una falsa imagen de las
renovables.
Juan Carlos Villalonga
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