Fuente: Periódico La Vaca
Cristian estaba en su casa del paraje San Antonio con dos de sus compañeros del MOCASE-Vía Campesina, esperando hacer una asamblea allí mismo en la que la comunidad debía debatir cómo defenderse del avance de topadoras, sojeros, políticos y parapoliciales, que tienen prácticamente sitiada a la comunidad de 25 familias que viven en 2.000 hectáreas e integran el Movimiento Campesino de Santiago del Estero.
Allí llegaron Javier y Arturo Juárez, definidos por el MOCASE como
“mercenarios contratados por el terrateniente José Ciccioli”. Resultó
herido Darío Godoy, también integrante del MOCASE, y un tercer campesino
fue gravemente golpeado. El MOCASE convocó hoy a las 9 de la mañana a
una marcha en el centro de Santiago, y a las 11 de la mañana una en el
Obelisco de Buenos Aires.
Terratenientes + gobierno
En diálogo con lavaca desde Santiago del Estero, Carlos
Orellana, vecino de Cristian e integrante del MOCASE explicó: “Estamos
defendiendo el lugar donde vivimos. Viene gente de los empresarios,
matones, y ahora están contratando también a campesinos que se prestan
para que haya estas cosas que ocurren: muertes, violaciones. Nos tenemos
que organizar para que haya justicia.
Es nuestra tierra ancestral. El
gobierno está con este capitalismo, con los terratenientes”. Orellana
se refiere al gobierno provincial del radical kirchnerista Gerardo
Zamora, y al nacional. “No nos respetan, por eso nos hacen la guerra,
para quedarse con la tierra y destruirla”.
La comunidad San Antonio está a 60 kilómetros de Monte Quemado, y
forma parte de la Central Campesina Copo Alberdi (CCCOPAL) donde está
también el pueblo indígena Lule Vilela. Son 816 familias que se
autoabastecen y crían ganado en un territorio de 75.000 hectáreas
pretendido por gobierno y terratenientes para ampliar el desierto
sojero.
Guerra declarada, 1 año después
En agosto José Cuellar –cuñado de Cristian- había sido detenido sin
causa por la policía de Monte Quemado, el municipio más cercano (a 60
kilómetros). En septiembre, la radio Pajsachama (del MOCASE) había sido
atacada y destruida con bombas molotov. La quema de ranchos y
pertenencias, denunciada por el MOCASE, se venía convirtiendo en
costumbre cotidiana.
El problema no es estrictamente santiagueño, a poco que se recuerde
que se está por cumplir un año, el 23 de noviembre, de la represión y
quema de 16 ranchos de los qom en Formosa, episodio en el que la policía
mató al qom Roberto López. La semana pasada los indígenas de la
comunidad La Primavera volvieron a ser agredidos: un hijo y un nieto de
Félix Díaz fueron baleados, con menos puntería.
Tampoco se trata de una casualidad, sino de algo sistemático. El
MOCASE viene plantándose hace 21 años como organización campesina,
sufriendo toda clase de represiones en toda clase de gobiernos. (Ver
nota relacionada: La peste soja. Viaje al corazón del MOCASE)
Adicción
La adicción económica y política al modelo sojero (ver Mu 14: La
peste soja, y Mu 31: Narco Soja) es el trasfondo de estos crímenes que
violan leyes, constituciones, tratados internacionales y, sobre todo,
vidas. Una curiosidad: el desmonte en los parajes santiagueños–según
denunció el MOCASE- fue autorizado por la Dirección de Bosques y Fauna
provincial.
La asamblea de San Antonio iba a denunciar a esa Dirección.
Esta “normalidad” provincial provocó que el MOCASE (que ha tenido
acuerdos con ciertas políticas del oficialismo nacional) saliera a
cortar rutas como la 34, el año pasado, en demanda de que se le
reconozcan la tierra que ocupan, de justicia, y de fin de los atropellos
(ver en esta página: El MOCASE volvió a la ruta) todos temas ignorados por la autodenominada prensa nacional. Aquella vez el corte duró más de un mes.
Cristian será enterrado este 18 de noviembre. Tenía un hijito de 2
años. Era de los que había decidido quedarse en su tierra. Su asesino
aún no había sido apresado. Orellana dice: “Tenemos que organizarnos
para que no nos sigan matando, y la tierra sea nuestra”.
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