En el Segundo Festival Internacional de Cine
Migrante, el ministro de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni hizo una
historia crítica no exenta de ironía sobre migraciones, migrantes y
racistas en Argentina. La mesa se abrió en el Centro de la Cooperación.
› Por Carlos Rodríguez
Zaffaroni; Chillier, del CELS, como moderador; Abramovich, del I. de DD.HH.; y Mazzadi, directora del festival.
Imagen: Sandra Cartasso.
Imagen: Sandra Cartasso.
En el marco de un festival de cine dedicado a reivindicar los
derechos humanos de las personas migrantes, el ministro de la Corte
Suprema de Justicia Raúl Zaffaroni hizo una reseña histórica crítica –no
exenta de ironía– sobre la discriminación sufrida en la Argentina por
los que llegaron no sólo del exterior, sino también del interior del
país. “La utopía latinoamericana de los libertadores Simón Bolívar y
José de San Martín fue desbaratada por cuatro racistas que se la tomaron
en broma, pero creo que ahora estamos en condiciones de comenzar a
realizarla y hacerla realidad”, afirmó Zaffaroni.
Antes había hablado el
secretario ejecutivo del Instituto de DD.HH. del Mercosur, Víctor
Abramovich, quien expresó su preocupación por la situación, en el
continente, de “los niños migrantes, sobre todo los que migran solos
(hacia los países centrales), a veces por cuestiones económicas o para
reintegrarse a sus familias, y que sufren abusos extremos, a veces por
parte de grupos del crimen organizado y a veces también por la violencia
estatal, como privaciones de la libertad o malos tratos en los puestos
fronterizos”.
Los dos oradores cuestionaron la Ley de Migraciones de la dictadura,
conocida como Ley Videla, reemplazada por una nueva norma aprobada por
el Congreso nacional. Abramovich señaló que, más allá de las normas
legales, los Estados a veces prefieren mantener a los inmigrantes como
“ilegales” porque “como los mantienen en una situación de ficción o en
‘limbos legales’, como si no hubieran ingresado a su territorio, los
Estados creen que no tienen que cumplir con las normas básicas en
materia de derechos humanos”. En lo que atañe a la represión de grupos
migrantes, recordó la tragedia de Tamaulipas, México, donde fueron
asesinadas 72 personas.
Sobre la Ley Videla, Zaffaroni resaltó que durante el gobierno de
facto encabezado por el dictador Jorge Rafael Videla “los migrantes no
eran legalizados por invocadas razones de ‘seguridad’, pero había entre
un millón o dos millones de personas en esa situación, sin saber quiénes
eran ni dónde estaban. La verdadera inseguridad la generó la Ley
Videla”.
Sostuvo que el problema central es “cultural” y en ese sentido
recordó a la primera tanda de inmigrantes, que fue la de los que
vinieron a la conquista de América por la fuerza, masacrando a las
culturas originarias y creando “cristianos a garrotazos”. Con el correr
de los años, en lugar de reclamar primero por los derechos humanos
básicos, en América latina hubo que reclamar ante los países centrales
“por el desarrollo y después por los derechos sociales, a partir primero
del yrigoyenismo y después del peronismo, dos formas populistas de
gobierno que, sin embargo, pudieron imponer una serie importante de
normas que pusieron freno a los falsos liberales que habían desbaratado
las utopías de los libertadores”.
Al realizar un escueto recorrido histórico de la discriminación en
la Argentina, recordó que primero “se idealizó todo lo que venía de
afuera, por decisión de una elite que actuó contra los originarios,
contra el mestizo y el gaucho, pero cuando llegaron los inmigrantes de
verdad, los que venían de Europa escapando del hambre y la guerra, los
calificaron de gringos degenerados”. En otros momentos de la historia,
con las migraciones internas, “los que empezaron a ser discriminados
fueron los ‘cabecitas negras’” que llegaban del interior del país.
Un país, dijo Zaffaroni, que en manos de los “falsos liberales” se
debatió primero “en las guerras fratricidas que terminaron instalando
repúblicas oligárquicas” donde fue posible que ocurrieran hechos como
“la guerra de la Triple Alianza, el ‘fraude patriótico’, los
fusilamientos sin juicio previo, el bombardeo de la Plaza de Mayo, la
derogación de la Constitución nacional por bandos militares y la
desaparición de 30 mil personas”. Mientras, los libertadores que
alimentaron utopías, como Bolívar o San Martín, “terminaron, uno
muriendo pobre por la tuberculosis y el otro refugiándose en Francia
porque, si se hubiera quedado en la Argentina, seguramente lo hubieran
matado”.
Sobre el final de la charla, Za-ffaroni dijo que, a pesar de todo,
su visión actual es optimista porque con la nueva Ley de Migraciones y
otros instrumentos legales afines “se puede institucionalizar este
avance de los derechos de la ciudadanía real. Es necesario
institucionalizar este camino porque de esa forma estaremos realizando
las utopías de los libertadores que fueron derrumbadas por cuatro
racistas”. La charla se hizo en el Centro de la Cooperación, en el marco
del Segundo Festival Internacional de Cine Migrante. En la mesa
estuvieron, como moderador y presentadora, Gastón Chillier, del Centro
de Estudios Legales y Sociales (CELS), y Florencia Mazzadi, directora
del festival.
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