Ahora que algunos políticos esquivan los vínculos con los Blaquier, después de la represión en Jujuy que dejó el saldo de 4 muertos, esta nota del Diario La Nación reporteando justamente al presidente del Ingenio Ledesma, deja en claro los vínculos del gobierno con el tan cuestionado monopolio del azúcar.
Fuente: Diario La Nción
Luego del apoyo de Franco Macri a la gestión de los Kirchner, otro empresario se suma a los elogios. El presidente de Ledesma, Carlos Pedro Blaquier, se autodenominó como “cristinista” porque “pocos gobiernos como el actual han defendido tanto a la industria nacional”, respaldó al polémico secretario de Comercio, Guillermo Moreno, al que en el sector acusan de presionarlos con los precios y las importaciones, asegurando que “es decente, no es coimero como tantos otros”
Carlos Blaquier se autodenomina cristinista.
Así lo hace en una extensa entrevista publicada por el diario La Nación este domingo.
A sus 82 años, es el patriarca de una de las pocas empresas argentinas que se mantiene en pie sin haberse vendido a capitales extranjeros.
Es abogado y, además, filósofo, historiador y escritor.
Un confeso aficionado al arte y a las mujeres que vive en una mansión de 17.000 metros cuadrados en San Isidro. Un amante de la navegación con siete barcos que cuestan unos 14 millones de dólares. Un millonario que admira a Arturo Frondizi, que se llevó bien con Juan Domingo Perón y que elogia a los Kirchner.
Blaquier sigue siendo presidente de Ledesma, sinónimo nacional de azúcar y de papel, con importante presencia en rubros como frutas, jugos cítricos, carne y cereales.
Entró a trabajar allí en 1952, convocado por su suegro y líder de la empresa, Herminio Arrieta, a quien sucedió cuando éste murió, en 1970. Hoy, la compañía tiene una facturación anual aproximada de 2500 millones de pesos y da empleo a 7400 personas (entre ellas, a los cinco hijos del mandamás empresarial, que coparon el directorio y, por otra parte, ya le dieron 18 nietos y tres bisnietos).
Es un personaje que no disimula cuando no quiere decir lo que piensa, pero tampoco cuando quiere decirlo: lo hace sin anestesia.
¿Cuál es el secreto para mantener a flote una empresa que, a contramano de lo que sucede en el país, sigue en manos nacionales?
El secreto de tener éxito es elegir excelentes colaboradores gerenciales. Pero si sigue en manos nacionales es por no haber aceptado los ofrecimientos.
Si se desnacionalizó casi toda la industria argentina, a nosotros, que somos una de las principales y más exitosas industrias del país, imaginate los ofrecimientos que nos habrán hecho... Es que en la Argentina, en muchas épocas, ser empresario ha sido complicado.
Hoy también...
Bueno, pará un poco. Pocos gobiernos han defendido tanto a la industria nacional como éste.
¡Se hizo kirchnerista!
(Risas.) No, pero reconozco las realidades y por eso seguimos invirtiendo mucho en la Argentina. La Presidenta ha tenido que ir a China porque los chinos están enojados a raíz de que protegemos demasiado la industria nacional.
Pensaba, quizá por perjuicio, que usted no comulgaba mucho con este gobierno.
No comulgo ni dejo de comulgar. Uno puede estar de acuerdo con algunas cosas y en desacuerdo con otras, pero nadie puede negar que este gobierno ha apoyado mucho a la industria nacional, y la sigue apoyando.
Hay decisiones irritativas, como los controles de precios, a las que usted se ha opuesto porque son medidas dirigistas...
Sí, claro, siempre hay cosas que molestan. Pero es como el matrimonio... ¿Vos sos casado?
Sí.
¿Y no hay cosas que te molestan por ahí?
Estoy grabando: no voy a decir nada que pueda ser usado en mi contra. (Risas.)
Siempre hay cosas que molestan en la vida.
¿Cree que el gran objetivo de defender la industria es tan fuerte que quizá no sean tan graves los controles de Guillermo Moreno o el manejo de las estadísticas en el Indec?
Al Indec nadie le cree.
Pero tener estadísticas confiables es un parámetro importante para cualquier país civilizado. ¿No trae problemas no tenerlas?
A nosotros, no. Moreno es complicado, pero es decente. No es coimero como tantos otros.
La seguridad jurídica es un tradicional reclamo empresarial que, para muchos de sus colegas, este gobierno no respeta.
Escuchame una cosa: mi tesis doctoral, porque, además de abogado, soy doctor en Derecho y Ciencias Sociales, la escribí hacia fines del gobierno de Perón y se llamó Crisis de la seguridad jurídica y crisis del Derecho . O sea que con eso venimos desde mis épocas universitarias.
¿Qué piensa de los Kirchner?
A él no lo conozco y ella es muy bonita.
¿Y en términos políticos?
No soy un político, pero ella me ha promocionado mucho la venta de cerdos ( N. de la R.: Blaquier tiene una empresa dedicada a la producción porcina).
A ver (le habla a su asistente), traeme un poema (se lo entrega a LA NACION).
Bueno, leo en voz alta su escrito: "Se ha incrementado la venta/del cerdo vivo o carneado/después de haber escuchado/a Cristina presidenta./Las propiedades del cerdo/eran para mí un enigma,/desde hoy son un paradigma/y la vaca es un recuerdo./Y por potenciar la cosa/como cerdo a toda hora/y gracias a la Señora/hoy tengo novia mimosa./Por eso soy cristinista/y nada me hará cambiar/soy cristinista a rabiar/y un convencido activista" (Risas). Más allá del kirchnerismo, ¿cómo se define ideológicamente?
Me defino como argentino. Y empresario.
Ideológicamente, digo
No soy político, pero creo que hay que conservar las buenas cosas, y en eso soy conservador, y mejorar las que no son buenas. Clasificame como quieras? Conservador de lo bueno.
Me sorprende que no sea antiperonista cuando hasta por una cuestión de genes...
(Interrumpe) Arrieta, el ex presidente de Ledesma, era muy antiperonista y yo tuve que arreglar muchas cosas con Perón. Un día me invitó a comer a Olivos y me dijo:
"A pesar de no ser peronista, usted supo generar una buena relación conmigo y, en signo de agradecimiento, le quiero dejar un recuerdo". Era un bastón de mando. "Pero mejor déselo a un peronista", le comenté. Perón me contestó: "Nunca, Blaquier, porque un peronista nunca le entrega el poder a otro peronista, salvo que sea a la peronista de su mujer".
¿Qué otra anécdota recuerda?
La primera vez que lo vi, en Madrid, me preguntó: "¿Usted es peronista?". Cuando le contesté que no, me palmeó y me dijo: "¡Qué suerte, porque todos los que me visitan son peronistas! Por fin voy a poder hablar con uno que no es peronista". Algunos peronistas aún creen que Perón era de izquierda, pero era fascista. Un día me dijo: "Mire, Blaquier, la política es como el violín, se toma con la izquierda, pero se toca con la derecha".
Fuente: Diario La Nción
Luego del apoyo de Franco Macri a la gestión de los Kirchner, otro empresario se suma a los elogios. El presidente de Ledesma, Carlos Pedro Blaquier, se autodenominó como “cristinista” porque “pocos gobiernos como el actual han defendido tanto a la industria nacional”, respaldó al polémico secretario de Comercio, Guillermo Moreno, al que en el sector acusan de presionarlos con los precios y las importaciones, asegurando que “es decente, no es coimero como tantos otros”
Carlos Blaquier se autodenomina cristinista.
Así lo hace en una extensa entrevista publicada por el diario La Nación este domingo.
A sus 82 años, es el patriarca de una de las pocas empresas argentinas que se mantiene en pie sin haberse vendido a capitales extranjeros.
Es abogado y, además, filósofo, historiador y escritor.
Un confeso aficionado al arte y a las mujeres que vive en una mansión de 17.000 metros cuadrados en San Isidro. Un amante de la navegación con siete barcos que cuestan unos 14 millones de dólares. Un millonario que admira a Arturo Frondizi, que se llevó bien con Juan Domingo Perón y que elogia a los Kirchner.
Blaquier sigue siendo presidente de Ledesma, sinónimo nacional de azúcar y de papel, con importante presencia en rubros como frutas, jugos cítricos, carne y cereales.
Entró a trabajar allí en 1952, convocado por su suegro y líder de la empresa, Herminio Arrieta, a quien sucedió cuando éste murió, en 1970. Hoy, la compañía tiene una facturación anual aproximada de 2500 millones de pesos y da empleo a 7400 personas (entre ellas, a los cinco hijos del mandamás empresarial, que coparon el directorio y, por otra parte, ya le dieron 18 nietos y tres bisnietos).
Es un personaje que no disimula cuando no quiere decir lo que piensa, pero tampoco cuando quiere decirlo: lo hace sin anestesia.
¿Cuál es el secreto para mantener a flote una empresa que, a contramano de lo que sucede en el país, sigue en manos nacionales?
El secreto de tener éxito es elegir excelentes colaboradores gerenciales. Pero si sigue en manos nacionales es por no haber aceptado los ofrecimientos.
Si se desnacionalizó casi toda la industria argentina, a nosotros, que somos una de las principales y más exitosas industrias del país, imaginate los ofrecimientos que nos habrán hecho... Es que en la Argentina, en muchas épocas, ser empresario ha sido complicado.
Hoy también...
Bueno, pará un poco. Pocos gobiernos han defendido tanto a la industria nacional como éste.
¡Se hizo kirchnerista!
(Risas.) No, pero reconozco las realidades y por eso seguimos invirtiendo mucho en la Argentina. La Presidenta ha tenido que ir a China porque los chinos están enojados a raíz de que protegemos demasiado la industria nacional.
Pensaba, quizá por perjuicio, que usted no comulgaba mucho con este gobierno.
No comulgo ni dejo de comulgar. Uno puede estar de acuerdo con algunas cosas y en desacuerdo con otras, pero nadie puede negar que este gobierno ha apoyado mucho a la industria nacional, y la sigue apoyando.
Hay decisiones irritativas, como los controles de precios, a las que usted se ha opuesto porque son medidas dirigistas...
Sí, claro, siempre hay cosas que molestan. Pero es como el matrimonio... ¿Vos sos casado?
Sí.
¿Y no hay cosas que te molestan por ahí?
Estoy grabando: no voy a decir nada que pueda ser usado en mi contra. (Risas.)
Siempre hay cosas que molestan en la vida.
¿Cree que el gran objetivo de defender la industria es tan fuerte que quizá no sean tan graves los controles de Guillermo Moreno o el manejo de las estadísticas en el Indec?
Al Indec nadie le cree.
Pero tener estadísticas confiables es un parámetro importante para cualquier país civilizado. ¿No trae problemas no tenerlas?
A nosotros, no. Moreno es complicado, pero es decente. No es coimero como tantos otros.
La seguridad jurídica es un tradicional reclamo empresarial que, para muchos de sus colegas, este gobierno no respeta.
Escuchame una cosa: mi tesis doctoral, porque, además de abogado, soy doctor en Derecho y Ciencias Sociales, la escribí hacia fines del gobierno de Perón y se llamó Crisis de la seguridad jurídica y crisis del Derecho . O sea que con eso venimos desde mis épocas universitarias.
¿Qué piensa de los Kirchner?
A él no lo conozco y ella es muy bonita.
¿Y en términos políticos?
No soy un político, pero ella me ha promocionado mucho la venta de cerdos ( N. de la R.: Blaquier tiene una empresa dedicada a la producción porcina).
A ver (le habla a su asistente), traeme un poema (se lo entrega a LA NACION).
Bueno, leo en voz alta su escrito: "Se ha incrementado la venta/del cerdo vivo o carneado/después de haber escuchado/a Cristina presidenta./Las propiedades del cerdo/eran para mí un enigma,/desde hoy son un paradigma/y la vaca es un recuerdo./Y por potenciar la cosa/como cerdo a toda hora/y gracias a la Señora/hoy tengo novia mimosa./Por eso soy cristinista/y nada me hará cambiar/soy cristinista a rabiar/y un convencido activista" (Risas). Más allá del kirchnerismo, ¿cómo se define ideológicamente?
Me defino como argentino. Y empresario.
Ideológicamente, digo
No soy político, pero creo que hay que conservar las buenas cosas, y en eso soy conservador, y mejorar las que no son buenas. Clasificame como quieras? Conservador de lo bueno.
Me sorprende que no sea antiperonista cuando hasta por una cuestión de genes...
(Interrumpe) Arrieta, el ex presidente de Ledesma, era muy antiperonista y yo tuve que arreglar muchas cosas con Perón. Un día me invitó a comer a Olivos y me dijo:
"A pesar de no ser peronista, usted supo generar una buena relación conmigo y, en signo de agradecimiento, le quiero dejar un recuerdo". Era un bastón de mando. "Pero mejor déselo a un peronista", le comenté. Perón me contestó: "Nunca, Blaquier, porque un peronista nunca le entrega el poder a otro peronista, salvo que sea a la peronista de su mujer".
¿Qué otra anécdota recuerda?
La primera vez que lo vi, en Madrid, me preguntó: "¿Usted es peronista?". Cuando le contesté que no, me palmeó y me dijo: "¡Qué suerte, porque todos los que me visitan son peronistas! Por fin voy a poder hablar con uno que no es peronista". Algunos peronistas aún creen que Perón era de izquierda, pero era fascista. Un día me dijo: "Mire, Blaquier, la política es como el violín, se toma con la izquierda, pero se toca con la derecha".
0 comentarios :
Publicar un comentario