EL DEBATE NECESARIO

Escrito por Enrique Mario Martinez
ACLARACIÓN IMPORTANTE
El análisis que sigue, sus conclusiones y recomendaciones están hechos a título exclusivamente personal.
Mi integración al Movimiento Evita y mi vocación de hacer cada día más plena mi participación en un ámbito tan representativo de los sectores más humildes de la sociedad, me obliga a ser todo lo agudo posible en los análisis y difundirlos, para crecimiento colectivo.

Es justamente al interior del espacio al que pertenezco, que espero se de un debate necesario en todo ámbito político de este querido país. Por eso mi humilde aporte.
EL NUEVO MARCO

La Presidenta de la Nación ha generado cambios relevantes en su equipo ministerial al volver a tomar funciones, pero más importante que eso, ha marcado rápidamente una nueva impronta de gestión, que instala un Jefe de Gabinete con una autonomía cualitativamente diferente respecto de varios intentos anteriores.
También nombró un Ministro de Economía que suele hacer referencia a las instrucciones recibidas de la Presidenta, pero más como un cliché complaciente en un gobierno muy verticalista, que como la muletilla subordinada de los personajes que construyen su poder a la sombra de CFK. Axel Kiciloff sin duda tiene ideas propias y trata(rá) de aplicarlas con criterio personal.
Todo indica que Cristina Kirchner ha iniciado un camino de delegación de responsabilidades, hacia una meta límite de gestión como es 2015, reservándose el espacio de las ideas genéricas sobre progreso y bienestar común, más que el análisis fino de como concretar esos objetivos.
Esto marca un escenario muy distinto de lo que hemos debido pensar desde 2003 al momento.
Néstor Kirchner definió objetivos políticos y sociales que luego debían ser implementados a través de la densa red de la administración pública, conformada obviamente por funcionarios de los más diversos criterios. Pero, sensatamente, cualquier analista político podía suponer – y así sucedió – que NK estaba detrás de los temas, con capacidad y voluntad de corregir los alejamientos de la meta fijada e incluso de relevar a los funcionarios que la práctica mostrara como demasiado discrepantes. Así sucedió con Roberto Lavagna o con Alberto Fernández, para mencionar solo dos nombres importantes del armado.
Cristina Kirchner dejó en claro, luego de la terrible pérdida de Néstor, que su modalidad de trabajo era otra, con una concepción diferente de la conducción. Más que gestores a supervisar, desde 2010 prefirió designar en varias cargos clave – comenzando por el vicepresidente elegido en 2011 – a personas sin peso político propio, cuya continuidad en el primer nivel dependiera con fuerza de su adhesión a la figura presidencial. Claramente, a mi criterio, no fue la mejor decisión, con dos consecuencias paralelas:
. La gestión se resintió. En algunos planos, notablemente.
. Nadie accede a esos planos sin alguna ambición propia y peor cuando se busca desarrollarla sin referencia o compromiso con una estructura partidaria. Por lo tanto, las aventuras políticas se hicieron más probables.
El matrimonio Kirchner tuvo en común una fuerte dosis de descreimiento en la delegación de responsabilidades hacia terceros. Néstor la manejó con fuerte supervisión directa. Cristina, designando en muchos casos personas sin relevancia intelectual o política, o como alternativa, promoviendo escenarios de bloqueo mutuo de iniciativas entre diversos funcionarios.
Aparece, reitero, una etapa nueva. Muy diferente de la que se produjo desde 2010 y a escasos dos años de una elección presidencial en que el apellido Kirchner no estará en la boleta.

QUÉ PROBLEMAS TENEMOS
Vivimos en una sociedad con pendientes de justicia social importantes. La gran divisoria de aguas pasa por:
a) Quienes asignan la responsabilidad a debilidades en la gestión del Estado, postulando que la estructura – esto es: las relaciones de producción y de poder entre los diversos sectores sociales – es la correcta o la inevitable.
b) Quienes creemos que hay problemas estructurales, esto es: estructuras a modificar. Es casi obvio aclarar que quienes sostenemos esto no ignoramos la necesidad de gestionar con eficiencia e inteligencia cualquier Estado, el actual o uno más justo.

Como en cualquier momento histórico hay problemas de gestión, es posible que los gobiernos y quienes analizan o juzgan su desempeño, caigan en la trampa de ocuparse solo de ellos, perdiendo de vista la mirada estratégica. El resultado es la construcción de la historia como una sucesión de etapas coyunturales con débil vinculación entre sí, donde el triunfo o la derrota son hoy y aquí y nada los conecta en el conciente colectivo con el problema de mañana o de pasado mañana.
La discusión por la Resolución 125, fue seguida por la recuperación de los fondos jubilatorios o la AUH, a las que a su vez siguieron los controles cambiarios y más tarde el debate sobre la constitucionalidad de la ley de medios. Así, sin respiro, se gana o se pierde en la consideración popular y medimos variables como crecimiento del PBI, pobreza o reservas del BCRA, ni siquiera en conjunto sino aisladamente, tal que la mala evolución de alguna de ellas concentra buena parte de nuestra atención. Así sucede aquí y en la gran mayoría de los países del mundo, que transitan por el capitalismo global, buscando corregir efectos malsanos, sin profundizar en sus causas estructurales.

Imposible resolver problemas sobre cuyas causas no hay claridad ni acuerdo.
Aún así, podemos dividir la cuestión en una secuencia de dos partes:
a) La atención de parámetros macro que deberían ser tratados en cualquier condición estructural.
b) La formulación de las reformas estructurales necesarias y su viabilidad específica.
Los primeros son –en una lista no exhaustiva – : balanza de pagos equilibrada o superavitaria; inflación baja; crecimiento del PBI; déficit fiscal nulo o con financiación aceptable; salario real no decreciente. Hay un segundo grupo de variables que condicionan las anteriores, cuyo seguimiento resulta inmediato y que no detallo porque no es el tema de este documento.
Interesa especialmente destacar aquí que hay además un tercer conjunto de variables, respecto de las cuales se sostiene que su buen desempeño es consecuencia de que aquellas macro mencionadas tengan buenos valores. Típicamente: la pobreza.
Nuestro gobierno y muchos otros del mundo establecen este vínculo:

. El pensamiento hegemónico es que si se puede crecer y se puede financiar un estado de bienestar que compense a los desaventajados, la pobreza se reducirá, hasta ser eliminada.
CUAL ES EL DEBATE
El debate necesario es justamente alrededor de esta última afirmación. Se trata de definir si tal relación causa efecto es definitivamente correcta, ya que en caso de no serlo, se debe formular variantes de políticas para aspirar a un escenario efectivo de justicia social.
Si el crecimiento alcanza para aumentar la ocupación por un lado, mejorar los salarios reales por otro lado y financiar un estado de bienestar potente en tercer término, parece claro que un gobierno tiene a la mano el camino de fijar su mira en asegurar las inversiones necesarias – de cualquier origen – para crecer a la mayor tasa factible y de tal manera, quedar cada día un pasito más cerca de la meta superior: eliminar la pobreza.
Lamentablemente, no es así.

. Hay crecimientos equivalentes del PBI, con efectos ocupacionales muy distintos tanto en términos de cantidad como de calidad del trabajo.
. Hay actores de la economía que reinvierten sus utilidades con preferencia en el país y otros que hacen exactamente lo contrario, lo cual tiene efectos muy distintos en la dinámica de la inversión a largo plazo y en la balanza de pagos.
. Hay emprendimientos cuya sustentabilidad está basada en salarios bajos y eso atenta contra la mejora sistemática del salario real.
. Para contar con un estado de bienestar eficaz, el número de personas asistidas debe ser decreciente en el tiempo y para ello, la población menos aventajada debe tener perspectivas de trabajo digno, que no necesariamente surgen como condición natural del crecimiento.

La lista de condiciones podría seguir. Lo concreto es que NO ES LO MISMO CUALQUIER CAMINO. No basta con promover inversiones y esperar que ellas se den, sentándose a esperar los resultados.
Esta es una discusión que nos debemos hace años y que por lo señalado antes, sumado a una historia de literal destrucción de nuestro país por ineptos y aventureros de todo tipo, no se ha podido siquiera esbozar de manera ordenada.

EMPECEMOS POR EL CHACO
Nada mejor que iniciar la discusión sobre experiencias reales y concretas. Resulta útil, además, elegir la evolución reciente de la Provincia del Chaco, porque su gobernador hasta hace pocos días es protagonista muy destacado de esta nueva instancia de gobierno, camino a la renovación de 2015.
Esta provincia es una de las más pobres del país, como es notorio. El camino elegido para emerger de ese escenario, incluye estas anécdotas:

. Se firmó una carta de intención – luego no concretada – con una firma árabe para poner en producción 500.000 hectáreas del Oeste provincial.
. Se habilitó con riego más de 20.000 hectáreas para que las explote un solo propietario: el grupo Eurnekian.
. Se decidió desarrollar la producción avícola en la Provincia, para lo cual se firmó un acuerdo con Granja Tres Arroyos, una de las líderes del sector, con importantes beneficios otorgados en materia de cesión de tierras, subsidios a los salarios pagados y desgravación impositiva.
. No se otorgó el apoyo a una planta industrializadora de lácteos en Villa Ángela, que procesará 10000 lt/día de leche por considerarla demasiado pequeña.
. Se avanzó en la ocupación del Impenetrable con grandes explotaciones, achicando enormemente las posibilidades de los ocupantes históricos. Está en vigencia una ley de colonización que permite acceder a la propiedad a actuales ocupantes, pero con condiciones de inversión inmediatas que son prácticamente imposibles de cumplir.
. La estructura de aprovechamiento del monte natural, riqueza básica de la zona, permanece intacta a lo largo del tiempo. Los ocupantes trabajan a destajo produciendo postes, varillas y leña y luego una cadena de intermediarios se apropia del valor sin esfuerzo alguno. Basta pasar un día en una estación de servicio cercana al monte, para entender el funcionamiento de un sistema excluyente como pocos.
. La producción de muebles con maderas zonales sigue dependiendo de la voluntad de intermediarios de comprar la producción. La red pyme de generaciones está descapitalizada, sin diseño y sin perspectivas de crecimiento.

El conjunto de elementos presentado configura la expresión práctica de una filosofía: Crecer a través de la seducción a grandes inversores.
El resultado en cuanto a lo que interesa en este documento – la eliminación de la pobreza – no se puede medir solo a través de estadísticas. El Gobernador saliente, con honestidad intelectual ha señalado que la tasa de pobreza se redujo del 62% al 34% en el período. Esos números, sin embargo, no se pueden proyectar linealmente y suponer que en una o dos décadas ese porcentaje será menor a dos dígitos.
La ciudad de Resistencia muestra cada día largas colas frente a los ámbitos de pago de subsidios. El Impenetrable tiene población que cuenta su futuro por los kilómetros de distancia a que avanza el alambrado privado; o por las escuelas con agua arseniosa o simplemente sin baño, que el suscripto visitó tan cerca como en 2011.
El Chaco tal vez sea el mejor ejemplo – junto con Salta – de que el estímulo a las grandes inversiones no es suficiente para prever un horizonte mejor para todos.
Ante la pregunta de si había o hay alternativas, la contestación es que las hay y que en todo caso debe haberlas.
Se podía y se puede proteger a la pequeña industria forestal, ayudándola a producir y comercializar sin parásitos sobre ella.
Se podía y se puede estimular la avicultura, la lechería, la porcicultura en pequeña escala.
Se podía y se puede dar seguridad patrimonial a los ocupantes de generaciones, para que construyan un futuro sobre tierra propia.
Se puede reformular la utilización del monte nativo a perpetuidad, construyendo modelos virtuosos que están disponibles, deteniendo la sojización.
Se puede aprovechar el potencial de riego para cultivos de algodón, de hortalizas, de maíz, de una manera democrática, con participación de miles de colonos.
En definitiva: Se puede y se debe tener un programa de inclusión expresamente orientado a los excluidos y que no confíe en el arrastre o el derrame.

Estas son las cosas que deben discutirse en la Argentina actual, gracias a la década ganada, de cara al 2015, para evitar chocar contra el límite del desarrollismo con estado de bienestar, lo cual sería muy doloroso después del importante esfuerzo hecho.
No podemos pensar que los pobres dejarán de serlo solo porque otras personas – digamos los ricos – invertirán en nuevas formas de generar riqueza que tendrán a aquellos como asalariados o beneficiarios indirectos.
¿Da lo mismo la inversión extranjera que la nacional?
¿Da lo mismo el gran inversor que el pequeño?
¿Todo crecimiento se debe dar confiando en actores que busquen el lucro como meta central? ¿Satisfacer necesidades sociales no es suficiente razón para producir bienes o servicios?
¿Organizar la producción de bienes o servicios desde la base social es asistencialismo? ¿Siempre es así?
¿Qué es en esencia la justicia social?

Estas son las preguntas que me parece necesario contestar.
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