La violencia en el fútbol se volvió algo normal. Ya tomamos con naturalidad que ir a la cancha es unaexpedición riesgosa.
por Reynaldo Sietecase
En la lista de sancionados no deberían faltar:
- Julio Grondona, quien hace 34 años que gobierna el fútbol argentino y no logró erradicar la violencia ni losnegociados.
- Los sindicalistas que utilizan a los barras bravas como fuerza de choque. (Basta recordar que fue la barra de Defensa y Justicia quien mató a Mariano Ferreyra).
- Los políticos que usan a los barras en actos y movilizaciones a cambio de impunidad y negocios. El gobierno nacional auspició el engendro Hinchadas Unidas Argentinas y la propia presidenta los llegó a ponderar en público.
- Los dirigentes de los clubes que transan con los violentos, les entregan entradas y otras prebendas. Dicen que es el “peaje” para poder gestionar en paz. Incluso los defienden y hasta les permiten “mandar” sobre algunos aspectos de la institución. Javier Cantero, el único dirigente que se propuso públicamente enfrentar a los barras, no recibió la solidaridad de sus pares y hasta fue criticado. Recibió amenazas y lo agredieron.
- Los futbolistas que apañan y alientan a los barras bravas. Les dan plata, los visitan en la cárcel y hasta les dedican goles.
- Los policías que comparten negocios ilícitos con los barras. Se reparten zonas para recaudar y les garantizan impunidad.
- Los periodistas deportivos que le dan entidad a los barras y los consideran como actores esenciales del fútbol. Hay barras bravas con más minutos de pantalla que políticos o artistas.
- Los hinchas que se escandalizan con la violencia pero aplauden cuando se roba una bandera, celebran a labarra cuando llega al club y toleran a los delincuentes si visten los colores de su equipo.
La mayoría de los muertos en el fútbol este año fue por enfrentamientos internos. La disputa es por plata y pornegocios ilegales. Sin voluntad política y sin compromiso ciudadano, los violentos seguirán ganando porgoleada.
Después de la batalla entre hinchas de Boca que terminó con dos muertos y decenas deheridos el domingo pasado, la presidenta Cristina Kirchner le sacó “tarjeta roja para las dirigencias que siguen protegiendo a los delincuentes”. La sanción es justa pero insuficiente. Como un árbitro parcial, se olvidó de las responsabilidades de su equipo que está en la cancha hace diez años.
En la lista de sancionados no deberían faltar:
- Julio Grondona, quien hace 34 años que gobierna el fútbol argentino y no logró erradicar la violencia ni losnegociados.
- Los sindicalistas que utilizan a los barras bravas como fuerza de choque. (Basta recordar que fue la barra de Defensa y Justicia quien mató a Mariano Ferreyra).
- Los políticos que usan a los barras en actos y movilizaciones a cambio de impunidad y negocios. El gobierno nacional auspició el engendro Hinchadas Unidas Argentinas y la propia presidenta los llegó a ponderar en público.
- Los dirigentes de los clubes que transan con los violentos, les entregan entradas y otras prebendas. Dicen que es el “peaje” para poder gestionar en paz. Incluso los defienden y hasta les permiten “mandar” sobre algunos aspectos de la institución. Javier Cantero, el único dirigente que se propuso públicamente enfrentar a los barras, no recibió la solidaridad de sus pares y hasta fue criticado. Recibió amenazas y lo agredieron.
- Los futbolistas que apañan y alientan a los barras bravas. Les dan plata, los visitan en la cárcel y hasta les dedican goles.
- Los policías que comparten negocios ilícitos con los barras. Se reparten zonas para recaudar y les garantizan impunidad.
- Los periodistas deportivos que le dan entidad a los barras y los consideran como actores esenciales del fútbol. Hay barras bravas con más minutos de pantalla que políticos o artistas.
- Los hinchas que se escandalizan con la violencia pero aplauden cuando se roba una bandera, celebran a labarra cuando llega al club y toleran a los delincuentes si visten los colores de su equipo.
La mayoría de los muertos en el fútbol este año fue por enfrentamientos internos. La disputa es por plata y pornegocios ilegales. Sin voluntad política y sin compromiso ciudadano, los violentos seguirán ganando porgoleada.
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