El árbol que tapa el bosque

La polémica entre Cristina Kirchner y Mauricio Macri provoca vergüenza ajena. Los trabajos en la Avenida 9 de Julio para instalar el Metrobus conllevaron la tala de decenas de árboles.
AAPPEGAR
Reynaldo Sietecase
Lo más cuestionable del emprendimiento destinado a modificar un símbolo de la ciudad como “la avenida más ancha del mundo”, es la falta de consenso y debate previo. El Jefe de Gobierno entiende la gestión como la suma de decisiones tomadas sin consultar a los sectores involucrados. Hace primero y pregunta después. En esa metodología no tiene demasiadas diferencias con el gobierno nacional.
Ante las críticas del kirchnerismo, Macri se defendió asegurando que para instalar Tecnópolis se talaron cientos de especies. El dato es falso. La presidenta le contestó: “El podador cree a todos de su misma condición”.  Pero más allá de estos cruces verbales enmarcados en la pelea política, lo cierto es que ningún dirigente se preocupa seriamente por la suerte de los árboles y el medio ambiente. El 15 de febrero pasado Cristina Kirchner afirmó: “Los árboles son sagrados, no se tocan”. Sin embargo, según datos oficiales (Secretaría de Medio Ambiente), entre 2002 y 2006 se desmontaron 1.356.868 hectáreas. Un promedio de 39 canchas de fútbol por hora.
Entre 2007 y 2012 se desforestaron 1.145.044 hectáreas. Traducido: 229.009 hectáreas por año, 627 hectáreas por día y 26 hectáreas por hora. El desmonte sin control viene de la mano del fenómeno sojero. Los gobernadores hacen la vista gorda para no confrontar con los grandes productores, en muchos casos, sus benefactores en las campañas políticas. El gobierno nacional se suma a ese silencio oprobioso que ampara la destrucción de ecosistemas.
Según un trabajo realizado por un grupo de ONGs entre las que se encuentran Greenpeace, Fundación Vida Silvestre Argentina y la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), el país cuenta con 30 millones de hectáreas de bosque nativo, lo que representa apenas el 30 por ciento de la forestación original.
“Nuestro país se encuentra en una verdadera emergencia forestal, acentuada fuertemente en los últimos 15 años por la expansión descontrolada de la actividad agropecuaria. Según datos oficiales, la moratoria a nuevos permisos de desmontes establecida en los artículos 7 y 8 de la Ley de Bosques (desde su sanción a fines de 2007 hasta que las provincias realizaran el Ordenamiento Territorial de sus Bosques Nativos), no fue respetada: durante ese período en la región chaqueña, la selva misionera y la selva de yungas, se deforestaron más de 470.000 hectáreas”, dice el estudio.
Desde la sanción de la Ley de Bosques el promedio de deforestación disminuyó un 20 por ciento (pasó de aproximadamente 280.000 a 230.000 hectáreas al año), pero todavía es muy elevado: entre 2008 y 2011 se desmontaron 932.109 hectáreas. Santiago del Estero, Salta, Formosa y Chaco encabezan el ranking de la deforestación. Todas con gobernadores cercanos a la Casa Rosada.
La Ley de Bosques es una formidable herramienta para defender el medio ambiente. Pero su aplicación defectuosa, la falta de castigo a la tala ilegal y los acuerdos entre políticos y empresarios la desvirtúan completamente. Los árboles de la avenida 9 de Julio tapan los bosques arrasados.







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