Marcos Cordoba, el maquinista procesado por “conducta imprudente”

La Sala II de la Cámara Federal porteña revocó el sobreseimiento de Marcos Antonio Córdoba, el maquinista de la formación de tren que chocó contra el paragolpes de la estación de Once y que provocó el trágico accidente del 22 febrero del año pasado.

Los camaristas Horacio Cattani, Martín Irurzun y Eduardo Farahdecidieron procesar por “estrago culposo ” al maquinista de 29 años -que había sido sobreseído en octubre por el juez Claudio Bonadio- conformemente al artículo 196 del Código Penal que determina la responsabilidad de quien “por imprudencia o negligencia o por impericia en su arte o profesión o por inobservancia de los reglamentos y ordenanzas, causare un descarrilamiento”.
Las razones que motivan el procesamiento de Córdoba, como se aprende en el fallo, dependen de tres factores que derivan directamente de su conducta: el tren viajaba hacia “la cabecera a una velocidad superior a la permitida , con el dispositivo de seguridad denominado ‘hombre muerto’ desactivado, y, en el mejor escenario, con una aplicación tardía del freno ”.

El tren de la línea Sarmiento entró aquella mañana de febrero en la estación de Once a una velocidad de 26 kilómetros por hora aproximadamente, una velocidad considerada demasiado alta para detener la formación a tiempo.
El maquinista, además, mantuvo desactivado durante el viaje el dispositivo de seguridad “hombre muerto”, que permite el detenimiento automático del tren en caso de desvanecimiento o impedimento del maquinista. Y además queda en duda que el maquinista haya efectivamente accionado el freno.

Por lo tanto, los jueces determina que “la totalidad de tales constancias han permitido acreditar la concurrencia de una serie de conductas imprudentes que pueden sintetizarse en la impericia al conducir la formación que se encontraba sin el correspondiente mantenimiento”.
Córdoba había declarado ante la Justicia que había percibido una falla en los frenes algunos minutos antes del impacto, cuando se encontraba en la estación de Caballito, pero que prefirió no detener el tren y pedir auxilio técnico por miedo a “represalias” de los pasajeros. Cuando intentó frenar los frenos ya no le respondieron.

El maquinista había sido sobreseído por el juez Claudio Bonadio en el octubre pasado porque “se le había encomendado a un joven con dos años de experiencia, la vida y la seguridad de 2.500 personas y se le había dado una herramienta vieja”.
Fuente: Soy Ferroviario
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