Cóctel de Navidad

No existen condiciones objetivas para un estallido social. A pesar de la desigualdad evidente y los miles depobres e indigentes que lucha por sobrevivir dignamente, la Argentina de diciembre de 2012 no es la del 2001 ni la de 1989.
Por Reynaldo Sietecase
A partir de esa convicción y ante los ataques a supermercados –la mayoría muy pequeños– encabezados por grupos organizados, barras bravas, activistas encapuchados y ladrones comunes, algunos armados; y seguidos por gente con deseos de comfort insatisfechos (a la caza de un plasma) y una buena cantidad de desesperados (los que fueron a por comida), es que en el Gobierno Nacional insisten en señalar, detrás de la violencia, “a políticos y gremialistas”.

Completan el cuadro las fuerzas policiales provinciales, la mayoría atravesadas por la ineficacia, lacorrupción y los contactos con barras y malvivientes. No es casual que todos reclamen la presencia de laGendarmería. Tanto vecinos como dirigentes políticos de cualquier color político.

Y a propósito de la dirigencia política, la irresponsabilidad fue la marca del día. Sergio Berni, el número dos del ministerio de Seguridad, primero, y el Jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, después, apuntaron a los gremialistas opositores Hugo Moyano y a Pablo Micheli como responsables de los incidentes. Como prueba señalaron la presencia en el lugar de los hechos de Jorge Villalba, cercano a Micheli, y de Héctor “El paraguayo” González, de la barra de Villa Dalmine y del Sindicato de Camioneros.

Parece muy poco para sostener una acusación de tal gravedad institucional –Moyano es uno de los principales referentes de la oposición–. El momento amerita prudencia y, sobre todo, pruebas que sostengan los dichos oficiales.

Moyano, en su estilo, respondió con igual liviandad. Pidió que “si tienen pruebas y agallas los detengan” y señaló al propio gobierno como generador de la violencia sobre los negocios. La conferencia de prensa del líder de la CGT opositora se pareció más un stand up que un descargo serio a las acusaciones que le hicieron.

En el medio, la angustia de la mayoría de la población; los comerciantes, muchos pequeños, que perdieron sus bienes. Y los heridos. Y el saldo terrible de dos muertos.

Un brindis de Navidad con un trago preparado por un barman maquiavélico.
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