El Aventura Mall de Miami es uno de los cinco shoppings más grandes de los Estados Unidos, y por su localización el favorito de los turistas argentinos. Se los identifica fácilmente caminando por sus lujosos pasillos cargados de bolsas. Hay muchos, aunque no tantos como brasileños, que con el dólar superbarato son la clientela extranjera mayoritaria.
Por supuesto que se los encuentra en el Apple Store, el local top del shopping por la seducción que ejercen la Mac, el Ipad, el Iphone y el Ipod. En el local trabajan 150 empleados, circulan a diario un promedio de 12.000 personas, y la facturación oscila en los 700.000 dólares por día.
Por Marcelo Zlotogwiazda
Por supuesto que se los encuentra en el Apple Store, el local top del shopping por la seducción que ejercen la Mac, el Ipad, el Iphone y el Ipod. En el local trabajan 150 empleados, circulan a diario un promedio de 12.000 personas, y la facturación oscila en los 700.000 dólares por día.
Pero no es esa postal la que mejor ilustra lo barato que está Estados Unidos en relación a la Argentina. Porque salvo la electrónica, donde esa diferencia de precios siempre existió en mayor o menor medida, en el Aventura Mall predominan las marcas caras, y esos productos están tan caros como en los locales caros de los shoppings argentinos. El Aventura Mall es básicamente snobismo “marquero”, última moda o, en todo caso, el acceso a consumos que aquí no se encuentran.
Lo que sí resulta relevante para la economía es la comparación de precios en supermercados. En este caso el cotejo fue entre Publix, una cadena con más de mil locales, y Coto. Convertidos los precios al dólar oficial se verifica que el changuito con productos básicos se llena en Estados Unidos con bastante menos dinero que en la Argentina (ver cuadro). Vale aclarar que en ambos casos fueron tomados los precios más bajos.
Llama la atención que de los veinte productos comparados, a excepción del arroz y la harina, los restantes dieciocho son más baratos en la cadena estadounidense que en la Argentina. Y algunas diferencias son sorprendentes: el pollo entero y la carne vacuna cuestan aquí más del triple; el agua mineral, la manzana, la naranja y el tomate, más del doble, por ejemplo.
Llama la atención que de los veinte productos comparados, a excepción del arroz y la harina, los restantes dieciocho son más baratos en la cadena estadounidense que en la Argentina. Y algunas diferencias son sorprendentes: el pollo entero y la carne vacuna cuestan aquí más del triple; el agua mineral, la manzana, la naranja y el tomate, más del doble, por ejemplo.
También la nafta es más barata (menos de un dólar el litro), y un buen auto cero kilómetro se consigue por bastante menos de 15.000 dólares y con crédito a baja tasa de interés. Pero eso sucedió casi siempre
Lo anterior no significa que vivir en Estados Unidos cueste menos que en la Argentina, ya que el alquiler y todos los servicios públicos allá son más caros, mientras aquí sigan fuertemente subsidiados.
Pero la comparación entre supermercados sí es una evidencia más de la pérdida de competitividad que ha tenido el tipo de cambio. Esto cobra mayor importancia desde que hace unos meses Brasil modificó su política alejándose algo del dólar superbarato hacia un real más depreciado, que ya acumula una devaluación de más del 15 por ciento. Es decir que la producción brasileña se ha abaratado en dólares y ganado competitividad frente a la Argentina. La situación podría complicarse si como proyecta una columna publicada en Bloomberg el lunes pasado las monedas de los países del grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) van a seguir devaluándose frente a la estadounidense. A lo que se suma la depreciación del euro.
Mientras tanto en la Argentina los precios –lo mismo que los salarios y los costos en general– le siguen ganando al dólar oficial, a pesar de que el Gobierno ha acelerado un poco el ritmo de minidevaluaciones. En lo que va del año el dólar subió apenas algo más del 5 por ciento, mientras que la inflación verdadera fue alrededor del doble.
La pérdida de competitividad cambiaria todavía no se ve reflejada de manera significativa en la balanza comercial debido, entre otras razones, a que el Gobierno ha establecido restricciones a la importación y a los buenos precios internacionales de algunas materias primas. Aun así, en los primeros cinco meses del año las importaciones se redujeron en un 4 por ciento en valor y en un 8 por ciento en volumen, mientras que las exportaciones apenas subieron un 1 por ciento.
La pérdida de competitividad cambiaria ha sido uno de los factores de la menor holgura en las cuentas externas, lo que a su vez llevó al Gobierno a aplicar severas limitaciones a la compra de dólares. La falta de sintonía fina en esas medidas provocó una fuga de más de un tercio de los depósitos en dólares de los bancos, por el equivalente a más de 5.000 millones de dólares.
Parte de ese dinero fue a parar a Miami. Según relatan empresarios inmobiliarios de esa ciudad especializados en clientela argentina, en los últimos meses se registró un repunte en las operaciones, que atribuyen, en general, al miedo que en muchos generaron las restricciones, y en particular al retiro de depósitos en dólares. Subrayan la aparición de muchos compradores de departamentos chicos del orden de los 50.000 dólares, que antes no eran frecuentes.
Los que siguen comprando son los grandes ahorristas, que desde la crisis que se desató en 2008 vienen aprovechando el abrupto derrumbe de los valores inmobiliarios en todo Estados Unidos que provocó la explosión de la burbuja; puntualmente en Miami, según el índice Standard & Poors Case Schiller, el precio de la vivienda tocó un mínimo en noviembre del año pasado, que representaba la mitad del nivel previo a la crisis. Aunque desde ese piso los valores ya repuntaron un 6 por ciento, continúan siendo tentadores para los nuevos ahorristas asustados y para los grandes fugadores compulsivos.
Lo anterior no significa que vivir en Estados Unidos cueste menos que en la Argentina, ya que el alquiler y todos los servicios públicos allá son más caros, mientras aquí sigan fuertemente subsidiados.
Pero la comparación entre supermercados sí es una evidencia más de la pérdida de competitividad que ha tenido el tipo de cambio. Esto cobra mayor importancia desde que hace unos meses Brasil modificó su política alejándose algo del dólar superbarato hacia un real más depreciado, que ya acumula una devaluación de más del 15 por ciento. Es decir que la producción brasileña se ha abaratado en dólares y ganado competitividad frente a la Argentina. La situación podría complicarse si como proyecta una columna publicada en Bloomberg el lunes pasado las monedas de los países del grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) van a seguir devaluándose frente a la estadounidense. A lo que se suma la depreciación del euro.
Mientras tanto en la Argentina los precios –lo mismo que los salarios y los costos en general– le siguen ganando al dólar oficial, a pesar de que el Gobierno ha acelerado un poco el ritmo de minidevaluaciones. En lo que va del año el dólar subió apenas algo más del 5 por ciento, mientras que la inflación verdadera fue alrededor del doble.
La pérdida de competitividad cambiaria todavía no se ve reflejada de manera significativa en la balanza comercial debido, entre otras razones, a que el Gobierno ha establecido restricciones a la importación y a los buenos precios internacionales de algunas materias primas. Aun así, en los primeros cinco meses del año las importaciones se redujeron en un 4 por ciento en valor y en un 8 por ciento en volumen, mientras que las exportaciones apenas subieron un 1 por ciento.
La pérdida de competitividad cambiaria ha sido uno de los factores de la menor holgura en las cuentas externas, lo que a su vez llevó al Gobierno a aplicar severas limitaciones a la compra de dólares. La falta de sintonía fina en esas medidas provocó una fuga de más de un tercio de los depósitos en dólares de los bancos, por el equivalente a más de 5.000 millones de dólares.
Parte de ese dinero fue a parar a Miami. Según relatan empresarios inmobiliarios de esa ciudad especializados en clientela argentina, en los últimos meses se registró un repunte en las operaciones, que atribuyen, en general, al miedo que en muchos generaron las restricciones, y en particular al retiro de depósitos en dólares. Subrayan la aparición de muchos compradores de departamentos chicos del orden de los 50.000 dólares, que antes no eran frecuentes.
Los que siguen comprando son los grandes ahorristas, que desde la crisis que se desató en 2008 vienen aprovechando el abrupto derrumbe de los valores inmobiliarios en todo Estados Unidos que provocó la explosión de la burbuja; puntualmente en Miami, según el índice Standard & Poors Case Schiller, el precio de la vivienda tocó un mínimo en noviembre del año pasado, que representaba la mitad del nivel previo a la crisis. Aunque desde ese piso los valores ya repuntaron un 6 por ciento, continúan siendo tentadores para los nuevos ahorristas asustados y para los grandes fugadores compulsivos.
Precios.
Súper EE.UU. vs. Súper Argentina
Publix Coto
$ $
Leche x litro 4.24 4,59
Huevos x doc. 8,10 13,55
Manzana x kilo 4,07 8,50
Naranja x kilo 2,03 4,50
Zanahoria x kilo 1,94 7,50
Tomate x kilo 4,10 10,50
Papa x kilo 2,90 4,00
Cebolla x kilo 2,40 3,00
Banana x kilo 1,35 8,55
Pollo entero x kilo 3,10 11,90Carne picada x kilo 8,40 27,40
Entraña x kilo 20,50 54,89
Gatorade x litro 4,52 13,71
Aceite maíz x litro 10,80 12,83
Harina común x kilo 7,00 2,55
Azúcar x kilo 8,20 11,55
Arroz x kilo 13,20 4,27
Agua x litro 0,95 2,36
Coca cola x litro 2,63 4,81
Fuente:Revista Veintitres
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