La hidroponia es el futuro

En tiempos de monocultivo, herbicidas y monopolio de semillas, la agricultura sin tierra se abre paso para dar respuesta a los problemas de cantidad y calidad del terreno. Una oportunidad para dejar de comer agroquímicos y volcarse a una vida más verde y artesanal.
La propuesta es tan simple como controvertida: cultivar sin tierra. Su nombre proviene del griego, hydro: agua, y Ponos: trabajo. La combinación resulta perfecta para todo aquel que no disponga de terreno fértil, tenga escaso lugar o simplemente tenga ganas de comer de su propia huerta. Es una técnica que precisa sólo de algún recipiente que albergue el mix de nutrientes que utiliza la planta para crecer.
El ABC de los cultivos hidropónicos es la circulación constante de estos sustentos entre los cuales se encuentran el nitrógeno, el fósforo, el potasio, el calcio, el magnesio, el azufre, el hierro, el zinc, el manganeso, el cloro, el boro, el cobre y el molibdeno. Se trata de nutrientes que están en la tierra, pero que pueden alimentar a la planta sin necesidad de ella.

Se pueden plantar desde flores hasta hortalizas, pasando por frutas y aromáticas, tanto para consumo personal, familiar y, como ya se practica en importantes ciudades de América Latina, hasta para abastecer a una comunidad. Se sustituye el suelo por el agua, las macetas tradicionales por caños de pvc o recipientes plásticos. Con eso y un poco de dedicación, muchas mujeres y hombres han duplicado su producción y mejorado enormemente la calidad de sus productos. Se puede plantar de todo, hasta eucaliptos.

La hidroponia se presenta hoy como una alternativa de consumo consciente. ¿Consciente por qué? Se trata de una forma de cultivo que al no tener contacto con el terreno, no precisa de herbicidas ni insecticidas que envenenan al producto y disminuyen su calidad. Aunque es muy baja la probabilidad de contagio de gérmenes y hongos, hay que ser cauteloso con la higiene de manos al momento de manipular los alimentos.

La opción de la hidroponia surge como solución a los problemas de suelo. Tierras donde antes se sembraba, hoy se han convertido en infértiles debido al exceso de agua o a la falta de esta durante largos períodos. Pero también constituye una clara alternativa en tiempos en los que los agroquímicos gobiernan.

Una práctica, muchos beneficios

Si se compara el modelo tradicional de cultivo con el cultivo en agua, son varias las bondades que esta práctica otorga. “Todas son ventajas, salvo el costo inicial. La cultivos hidropónicos son cultivos de laboratorio en donde las plagas no entran, sólo las semillas y los nutrientes”, aseguró a Marcha, Victor Filippetti, ingeniero agrónomo y presidente de GCA S.A. Consultora Ambiental y de Recursos Naturales.

La hidroponia no precisa de mano de obra porque no hay tierra que labrar. “No hay supervisión si se automatiza el sistema de riego. Se hace el semillero en bandeja y listo. Solo se rotan los nutrientes”, aclara Filippetti. En este sentido, el emprendimiento es más productivo al tener menos eslabones en la cadena de industrialización.

Otra de las ventajas radica en que la solución nutritiva que se utiliza desde el minuto uno, se reutiliza agregando la cantidad de agua que se evaporó o que consumió la planta. Este punto es importante a la hora de pensar en el impacto ecológico que tiene esta práctica en contraposición a la modalidad tradicional. La cantidad de agua a utilizar está bajo control, todo se recicla, haciendo de la inversión inicial el puntapié para futuros cultivos.

Antes se creía que la planta crecía “comiendo tierra”, hasta que los entendidos del tema investigaron y así descubrieron que las plantas crecen gracias al consumo de agua y micronutrientes como el fósforo, el calcio y el magnesio.

Al estar concentrado todo aquello que necesita el vegetal, es menor el tiempo que le lleva a la planta crecer, desde que se pone la semilla hasta que se la cosecha. “En promedio se disminuye en un 10% el tiempo de producción. Por ejemplo, la lechuga en tierra demora aproximadamente unos 60 días en estar lista, en cambio en agua, en 35 o 40 días ya se encuentra apta para el consumo”, explica Filippetti.

La hidroponia también es beneficiosa para la planta. “El tomate y la frutilla se tapan con el sustrato y crecen solas, en el mismo lugar. Se evita de esta forma el stress del trasplante y el trabajo con herbicidas para matar las malezas”, ejemplifica Filippetti.

Cualquier persona puede tener sus propios cultivos hidropónicos. Con un poco de ladrillo molido o azulejos de cocina que se rompieron se puede hacer una base en donde agregar arena y la solución nutritiva. “Hay sistemas más complejos que precisan bomba, cañerías, un sistema eléctrico que haga que todo funcione, pero para arrancar, con una inversión de 40 o 50 pesos en nutrientes, se consiguen los litros necesarios para todo un año”, aclara Filippetti.

El cambio de paradigma es una necesidad

“La hidroponia es el futuro. Es una necesidad más que una alternativa de consumo”, afirma Filippetti, al consultarle por el devenir de la producción mundial de frutas y verduras.

Hoy no está desarrollada al punto de poder abastecer a 40 millones de personas. “Todavía no hay un supermercado que venda los nutrientes listos para arrancar. En Argentina son sólo cinco las empresas que producen para abastecer a los pequeños productores”, aclara Filippetti.

Frente al panorama poco alentador de la lucha por el territorio, los cultivos en el agua constituyen una opción interesante tanto para hacerle frente al hambre como a la escasez de suelo. “Los terrenos se van terminando. Los countries, por ejemplo, han comprado importantes parcelas de tierra fértil. El costo de una hectárea tiene hoy un valor impensado hace unos años. En lugares como Japón, la tierra es carísima porque no está disponible. Por ello la hidroponía es una solución a ese problema”, vaticina Filippetti.

El avance de los monstruos del monocultivo, la irrupción de los grandes negocios inmobiliarios, sumado a los accidentes naturales como el granizo, la sequía y las inundaciones, lleva a pensar que el futuro ya llegó y es preciso pensar que otras formas de siembra son posibles.

Para mayor información sobre cursos de hidroponia se puede visitar la web http://www.gcaconsultora.com.ar
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